Nueva York. La gigantesca Pequeña Amal caminó las calles de Nueva York con su cara seria, feroz y tierna buscando a su madre y un nuevo hogar, parte de un largo viaje de la refugiada de 10 años de edad que ha incluido visitas a 85 ciudades en 12 países, un encuentro con el Papa entre otras figuras mundiales, y acompañada y saludada por más de un millón de personas que le expresan la bienvenida - sobre todo niños.
Este fin de semana, la Pequeña Amal - un títere de unos 3.5 metros de altura - culminó una visita de tres semanas con más de 50 eventos en Nueva York, donde visitó diversas partes de la ciudad, desde lugares icónicos a colonias de inmigrantes, bailando en una boda siria en Brooklyn, saludando a cientos en Lincoln Center, Catedral de San Patricio y Bryant Park, sosteniendo reuniones con grupos comunitarios y artistas, y caminando por las calles de esta capital mundial, frecuentemente acompañada de diferentes conjuntos musicales, desde la Orquesta de la Ópera Metropolitana, a tambores árabes, a expresiones caribeñas.
En casi todas las escalas, el mosaico de Nueva York la saludó, muchos -sobre todo niños - buscando tocarla. A veces se escuchaba el grito de “bienvenida Amal”, y otras expresiones de apoyo y reconocimiento. Su efecto es como lo mejor del teatro - el público acepta la ilusión como verdad. Amal no habla, no sostiene conferencia de prensa, no hace declaraciones - solo mira, saluda, a veces baila, pero casi todos que se acercan entienden sin explicaciones. Para otros, su presencia obligan a que pregunten, que se enteren, de que se trata esto.
En un evento cerca del Río Hudson y cerca de la llamada zona cero, Amal fue recibida por un músico que salió de Siria hace 22 años y su conjunto, y después varios inmigrantes y refugiados - una mujer de Polonia, otra de Sudán, un hombre de Colombia, otro más de Zimbabwe - le contaron a ella y cientos de familias que llegaron a verla sobre sus propios viajes, afirmando que aquí en Nueva York, todos vienen de otros lugares y por lo tanto “todos somos Amal”.
El proyecto, llamado The Walk es, según los organizadores, “una celebración de la migración y diversidad cultural que cuenta la historia sobre las contribuciones de los refugiados y migrantes… Afirma nuestra humanidad compartida sin importar idioma , cultura, finanzas o educación”.
“Sí, los refugiados necesitan alimento y cobijas, pero también necesitan dignidad y una voz. El propósito de The Walk es resaltar el potencial del refugiado, no solo sus circunstancias difíciles”, cuenta Amir Nizar Zuabi, director artístico de The Walk.
“La Pequeña Amal mide 3.5 metros de altura porque queremos que el mundo crezca lo suficiente para saludarla. Queremos que ella nos inspire a pensar en grande y actuar aun mas grande”, declaro Zuabi.
Amal quiere decir “esperanza” en arabe. Los eventos de bienvenida son creados por las comunidades que visita, sea un desfile, una iglesia, un centro de artes.
Su primer viaje fue de Turquía a Reino Unido - un trayecto de mas de 8 mil kilómetros. La gira a Nueva York fue coordinada por el centro de artes y teatro St. Anne’s Warehouse.
El proyecto incluye el Fondo Amal, donde se puede contribuir para programas para refugiados jóvenes alrededor del mundo.
Amal fue diseñada por el Handspring Puppet Company con sede en Sudáfrica y es operada por cuatro personas, incluyendo uno que tiene que caminar sobre zancos. [https://www.walkwithamal.org].