Atoyac De Álvarez, Gro. Cincuenta años después, los pobladores de la comunidad El Quemado aún esperan justicia por los agravios perpetrados por efectivos del Ejército Mexicano, quienes detuvieron, torturaron y desaparecieron a 93 campesinos en septiembre de 1972, acusados de apoyar al guerrillero Lucio Cabañas, quien el 23 de agosto de ese año emboscó a militares en el paraje Arroyo Oscuro.
Asimismo, fueron aprehendidos 15 vecinos de poblados aledaños a El Quemado, a quienes se sentenció a 30 años de prisión. Casi todos fueron liberados al cabo de unos meses; 24 pasaron más de cuatro años y tres meses en la cárcel; siete fueron asesinados y siete, desaparecidos: Gregorio Flores, José Veda Ríos, Aurelio Díaz, Salustio Valdés, Ángel Piza, Mauro García e Ignacio Sánchez; se tienen registros de que este último fue torturado hasta la muerte en la cárcel y su cuerpo nunca fue entregado.
Pedimos al presidente Andrés Manuel López Obrador que intervenga. La demanda central es la reparación del daño. En su campaña le entregamos dos oficios y nos dijo que vendría como Presidente a El Quemado, y lo seguimos esperando
, dijo Arturo Ríos, miembro del Comité de Agraviados de la Guerra Sucia en El Quemado, cuyo padre, José Ríos, está desaparecido.
En una reunión convocada por el Comité de Agraviados y celebrada en la localidad serrana de El Quemado, 24 de los sobrevivientes conmemoraron entre lágrimas, y sobre todo con coraje, sus años de cárcel y las torturas que sufrieron.
Ojalá hubiéramos conocido
a Lucio Cabañas
Recordaron que en septiembre de 2021 la Comisión de Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), que encabeza Martha Yuriria Rodríguez, indemnizó a 40 de los 79 agraviados, y faltan otros 30, pero no estamos de acuerdo con los parámetros que se tomaron en cuenta; no fueron parejos. Incluso se comprometieron a estar con nosotros los días 20 de cada mes y solo volvieron una vez
, afirmó Arturo.
La CEAV otorgó a cada vejado unos 330 mil pesos, de los cuales 100 mil fueron por daño no procesante, 100 mil por daño moral, 100 mil más por daño patrimonial (pérdida de cosechas y animales) y gastos de alimentación por 5 mil pesos, entre otros conceptos.
En la reunión se pidió a sobrevivientes de secuestro, tortura y encarcelamiento en septiembre de 1972 que narraran sus experiencias. Abelina Ríos empezó a hablar, pero su llanto la detuvo.
Franco Vargas, presidente del Comité de Agraviados, expuso: Estuve preso cuatro años y tres meses. Mi indemnización fue de menos de 300 mil pesos. Se nos acusó de la matanza de soldados
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Recordó que se le atribuyó la muerte de militares y ser gente del profesor Lucio (Cabañas). Ojalá siquiera lo hubiéramos conocido
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Fernando Morales, hijo de Darío Morales, afirmó que a sus hermanos Guillermo, Eliseo y Abelina, los detuvieron; a mí no me llevaron porque tenía siete años, pero a mi hermano de 14 sí, todos presos cuatro años y tres meses. Mi papá, dos años. El gobierno arrasó el pueblo y nos acusó de participar en la emboscada de Arroyo Oscuro
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Consideró que la indemnización fue una burla
, pues muchas personas murieron a golpes, por tortura y tumores, como mi papá. Todavía hay personas con tumores; mi hermano está enfermo de la vista porque estuvo como cuatro meses vendado y amarrado; ya murió mucha gente
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En ese tiempo “iba a dejar mis bestias y los soldados me bajaban y me decían: ‘ya vas a ver a Lucio Cabañas’. Cuando íbamos de compras a Atoyac, los soldados nos espantaban y preguntaban ‘¿a dónde van?’, y mi mamá les decía que a comprar alimento. Y decían: ‘Ya le llevan comida a Lucio Cabañas’”.
López Obrador ofreció ir a El Quemado a dialogar con los sobrevivientes, pero no ha venido. Queremos una indemnización justa para los 24 afectados, aunque ya sólo viven la mitad, y apenas se fueron (perecieron) unas cinco o seis personas. Gracias a una trabajadora social, Josefina (no ofreció su apellidos), que interpuso un amparo, acortó el tiempo y consiguió la amnistía, y la dieron como en 1976 o 77
, afirmó Fernando.
En su turno, Tomasa Ríos, hija de Agustín Ríos, acotó: Mi padre fue encarcelado; al otro día se lo llevaron en un helicóptero. A mí me llevaron a Cacalutla y luego a Acapulco. Mis otros hermanos se salvaron porque andaban en Acapulco trabajando
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Gregorio Pascual Tecuapa comentó: A esta cancha llegó el gobierno. Todos los días nos reunía y apresaban de ocho a 10 personas y las metían en esa casa que está ahí caída. Un día el coronel dijo que ya no se llevaría a nadie, que sólo a otros cuatro, luego los trasladó a la cancha de la preparatoria y los subieron al helicóptero. Lloraban los niños y las señoras, viendo que se los estaban llevando
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Según Arturo Ríos, son 50 años de injusticias del gobierno, que no nos ha cumplido. El 7 de julio pasado nos vimos obligados a bloquear para decirle que no se nos ha hecho justicia
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Ese día representantes de la Secretaría de Gobernación, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, de la Comisión de la Verdad y la CEAV se comprometieron a ir a El Quemado los días 20 de cada mes, pero estuvieron en dos ocasiones y no se llegó a nada
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Advirtió que no habrá perdón ni olvido
. Rememoró que su padre, José Veda Ríos, fue arrestado y torturado, y el 6 de septiembre de 1972 se lo llevaron maniatado a la localidad El Ticuí. Ahí aterrizaban los helicópteros rumbo a la 27 Zona Militar de Acapulco, y otros a la Zona Militar de Atoyac. Lo buscamos más de 20 años en el campo militar número 1 y otros lugares. Nunca perdimos la esperanza
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Martín López cerró el acto: Mi papá fue apresado y torturado en (el paraje) El Pénjamo. Lo sumían en agua. Yo tenía como 13 años y vimos todo. Los tiempos han cambiado. El Quemado no va a ser pisoteado por ninguna autoridad. El Quemado ha despertado. Si un gobierno nos viene a pisotear, nos viene a humillar, a querer sacarnos de este pueblo, no nos vamos a dejar, vamos a responder como se merece
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