El cine es un arte social en el que muchos van dejando su huella. Aunque todo se aglutine en una idea, todos dejan su esencia, su modo; no obstante, prevalecerá ese flujo que se junta con el de los demás. Al final son las ramas u hojas de un mismo árbol.
La anterior es una reflexión de Jorge Fons, referente en el cine mexicano que anoche falleció a los 83 años, de acuerdo con información proporcionada por su familia.
Fons, recordado por dirigir películas como Rojo amanecer y El callejón de los milagros, fue reconocido con múltiples galardones, incluidos el Premio Nacional de Ciencias y Artes, el Premio Nacional de Bellas Artes, varios premios Ariel (incluido el de Oro, por su trayectoria), así como en diversos encuentros internacionales de cine.
También dirigió teatro y televisión. Fons pertenece a la primera generación de egresados del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su trabajo incluye las facetas de director, codirector y guionista; también fue actor, asistente teatral y ayudante de cámara.
El nacido en Tuxpan, Veracruz, forma parte de una gran generación de cineastas mexicanos surgidos en la década de 1970 con potencial artístico a escala mundial.
Desde adolescente participó en teatro estudiantil y fundó, con otros colegas, el Teatro de Tlalnepantla. También estudió actuación, dirección de actores y dirección de escena con Seki Sano y Enrique Ruelas. Dirigió varias obras como la escena de la ópera Orfeo, de Claudio Monteverdi (producción UNAM-INBA).
Su afinidad por la escritura se expresa en artículos periodísticos y ensayos en torno al cine y la cultura. En recientes tiempos colaboraba en el diario con la minicolumna Diálocos.
Desde su primera película, La sorpresa (1968), su trabajo ha gozado del aprecio del público y de la crítica nacional e internacional.
Muchos de sus guiones llevados a la pantalla provienen de obras de la literatura universal, como Los cachorros (1972), basada en la novela de Mario Vargas Llosa; Los albañiles (1976), adaptada de la novela de Vicente Leñero; El callejón de los milagros (1994), inspirada en la novela de Naguib Mahfuz, y El atentado (2010), a partir de la novela Expediente del atentado, de Álvaro Uribe.
Desarrolló una labor constante en la docencia, contribuyendo a la formación de nuevas generaciones de cineastas mexicanos; fue catedrático en el Centro de Capacitación Cinematográfica y en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos.