Ciudad de México. El programa de Mochila Segura y los derivados de éste, que “tienen que ver con desarme y revisiones exclusivamente, no sirve”, por lo que el reto es construir una cultura de paz y de legalidad que garantice la seguridad de la comunidad escolar, afirmó la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez Hernández.

La escuela, argumentó, es un lugar seguro en términos de integridad física y son pocos los episodios que se tienen en términos de balaceras o cuestiones que lleguen a más, pero cada vez que sucede se desata lo que se denomina pánico moral y social.

“¿Qué quiere decir eso?, que se llenan los medios, y los papás y la gente salen a la calle y ¿qué piden?, Mochila Segura, cuando es violatorio de derechos humanos y está demostrado en México y en muchos países, como Estados Unidos, donde se inventó, que no sirve”, dijo

En la inauguración del foro “Construcción de una cultura de paz y legalidad que garanticen la seguridad personal de la comunidad escolar al interior de los planteles educativos”, se cuestionó “el por qué tenemos que perpetuarlo con su nombre o sin su nombre”.

Pese a la existencia de una sentencia en la Suprema Corte de Justicia de la Nación que prohíbe se desarrolle ese programa, “el chiste es que básicamente lo que está atrás de Mochila Segura sigue presente y siguió presente en Escuela Segura”, aseguró.

La violencia, puntualizó, “no se genera en la escuela por sí misma y por generación espontánea, está en la colonia, en el barrio, contextos que confluyen para que luego en la escuela tengamos eventos como los que se han vivido lastimosamente”.

Consideró que, a los papás “les da tranquilidad que opere dicho programa, y se entiende; pero hay que hacer un proceso pedagógico de trabajo para que se entienda que, aunque estuvieran de todos modos, no va a evitar el cómo escalamos la violencia”.

El problema de la construcción de paz en las escuelas no es un problema de integridad personal exclusivamente, sino de reconocer la existencia de un conflicto, que deriva, en buena medida, de violaciones a derechos humanos.

Las herramientas útiles de cara al conflicto y la paz son los propios principios de participación, la metodología de análisis de contexto, la reparación del daño y el enfoque diferencial y de género, planteó.