Ciudad de México. BBVA, y BlackRock, coinciden en que en este momento, es necesario que las empresas incrementen sus inversiones en nuevas tecnologías con el objetivo de promover acciones que aceleren la migración a una economía descarbonizada y se aminoren los riesgos relacionados con el cambio climático.

Carlos Torres Vila, presidente global de BBVA y Larry Fink, director y fundador de BlackRock, el mayor fondo de inversión en el mundo, sostuvieron una charla para abordar los retos que se enfrentan ante el cambio climático e insistieron en que los avances deben ser justos y equitativos, con objetivos reales a corto plazo y sin dejar atrás a los países emergentes.

“España ha sido líder en energía solar durante años y cada vez más alimenta su red eléctrica con energías renovables. Estas energías son competitivas respecto a los combustibles fósiles, aunque pueden tener un problema de interrupciones en su suministro. Para ello vamos a tener que crear una mejor tecnología de baterías”, mencionó Fink.

Por su parte, el presidente de BBVA hizo un llamado a pasar de las palabras a la acción en la lucha contra el cambio climático, y recordó que los efectos son evidentes y tangibles, a tal grado que este verano se vieron olas de calor, incendios e inundaciones.

“Tenemos delante un reto formidable, el de descarbonizar la economía, que requerirá una elevada inversión para el desarrollo de nuevas tecnologías y su implementación en todo el mundo”, mencionó Vila.

El fundador de BlackRock consideró que en el corto plazo es necesario adoptar algunas formas de combustibles fósiles como el gas, con menores emisiones.

Planteó que la construcción de gasoductos es una de las claves en el entorno energético actual, aunque su puesta en marcha conlleva elevados costos.

Por su parte, Torres Vila destacó que la descarbonización es uno de los temas estratégicos más relevantes a largo plazo para cualquier empresa.

Por ello, el presidente de BBVA hizo un llamado para que las empresas implementen mecanismos como la fijación del precio del carbono, un mercado global o mercados voluntarios de carbono organizados y más estructurados.

“Es cuestión de la disponibilidad del capital y es responsabilidad del mundo desarrollado asegurarnos de que existan esas estructuras para movilizar el capital hacia el mundo emergente”, agregó.