Ciudad de México. Mexicanos de todo el país se encontraban esperando en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México desde la tarde. Los motivos eran varios, pero principalmente dos: el concierto de Los Tigres del Norte y la celebración del Grito de Independencia, que además, la noche de este jueves volvería a darse en la Plaza de la Constitución tras dos años de haber permanecido aislada del pueblo mexicano por causa de la pandemia.
De modo que la voluntad sobraba entre las personas que, a pesar del frío y las intermitentes lloviznas, habían permanecido ahí desde hacía ya varias horas. Alrededor de las siete de la noche, los espacios ocupados ya eran numerosos, pero en cuestión de una hora el Zócalo llegaría a abarrotarse con la llegada de más y más gente. Entre el público se veían sombreros, bigotes, zarapes, accesorios tricolores como trompetas o moños, y sobre todo banderas mexicanas que ondeaban debajo de la gran enseña nacional al centro de la explanada.
Los Tigres del Norte habían sido anunciados a las 8:30 de la noche. Ya con el cielo a oscuras, las luces que adornaban edificios como el Palacio Nacional, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento o el Edificio de Gobierno fueron encendidas. Minutos después de la hora acordada, la agrupación subiría al escenario frente a la Catedral Metropolitana para hacer salir del acordeón unos sonidos que la multitud pronto reconoció.
El baile comenzó con Jefe de jefes, tema que encendió el ánimo de los espectadores. Aquellos que iban en grupos de amigos, y principalmente en pareja, se movían al ritmo que el bajo sexto de la agrupación iba trazando. Acordes a la temática con que fue bautizada la celebración 212 del aniversario de la Independencia, la agrupación también está hecha de migrantes que festejan el hecho de poder presentarse frente a un público compuesto por mexicanos de todo el país, como se lee en las pancartas que circulan entre la gente.
Quiero volar contigo, Mi buena suerte y No pude enamorarme más siguen al primer tema mientras el público baila y canta con los cinco músicos ataviados con sacos negros dotados de toques de brillante rojo y verde que se encuentran arriba del escenario. Los Tigres del Norte poseen en su catálogo tantos éxitos como para que el ánimo no decaiga, y para que el frío antes generalizado se disipe, entre las canciones que siguen se escuchan fuerte La manzanita, Contrabando y traición, Camelia, la texana o Tumba falsa.
La jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció entonces que 130 mil personas se encuentran reunidas en el Zócalo. A las diez de la noche la agrupación da un giro al concierto y comienza una versión de Negrita de mis pesares; al clásico de mariachi sigue un homenaje que hace rugir las miles de gargantas ahí reunidas. Las canciones son las que Vicente Fernández volvería populares: La ley del monte, De qué manera te olvido, Por tu maldito amor, Hermoso cariño, o Mujeres divinas; todas ellas acompañadas por una resonante multitud de voces.
A unos minutos de que den las once de la noche la música paró. “Regresamos después del presidente, y les seguiremos tocando sus canciones hasta que ustedes quieran”, prometieron los músicos. Por diversos puntos del Zócalo, la gente grita consignas en apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador, y las miradas se dirigen a Palacio Nacional para escuchar el Grito.
Apenas terminaron los fuegos artificiales, Los Tigres del Norte retomaron su presentación. Dedicando al presidente y a su esposa, Beatriz Gutiérrez Müeller, el tema Somos más americanos, la banda volvió a llenar de música el Zócalo mientras sobre el escenario desfilaban banderas de otros países latinoamericanos como Argentina, Brasil o Colombia, así como el acompañamiento de bailarinas usando trajes típicos.
La energía se recuperó con canciones como La puerta negra, El niño y la boda, El son de la negra, o Mi Fantasía. A pesar de que el concierto se aproximaba a las tres horas, público de casi todas las edades continuaba celebrando incluso en las calles aledañas a la plancha del Zócalo.
Finalmente comenzó a sonar Golpes en el corazón, canción que fue entonada la gran mayoría de las personas. El efecto formado era el de una ola sonora que invadía la Plaza de la Constitución que no dejaba de festejar.
Al final de la noche, el conteo era de 140 mil personas concentradas en el Zócalo. Poco después de la medianoche, Los Tigres del Norte interpretaron su última canción. Tras eso, las luces alrededor se encendieron y poco a poco la gente comenzó a abandonar el Zócalo.
Me informan que hay 130 mil personas en el Zócalo cantando con los Tigres del Norte. ¡Viva México! Esta es la plaza de tod@s l@s mexican@s. pic.twitter.com/6SAtprfJBo
— Dra. Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) September 16, 2022