Al menos tres personas murieron por inundaciones repentinas que el tifón Hinnamnor causó en la región oriental rusa de Primorie, comunicó el gobernador Oleg Kozhemiako.
En declaraciones a la estación de radio Vladivostok FM, el funcionario constató que la embestida del tifón "fue breve pero muy brutal".
"Ha causado estragos. Por desgracia, tres personas han muerto", dijo Kozhemiako.
Las tres víctimas, una de las cuales se encontraba dentro de un auto, fueron arrastradas por fuertes torrentes de agua.
El domingo se informó de que lluvias torrenciales inundaron 991 casas y mil 072 terrenos, dañaron 34 puentes y se cobraron una vida humana.
A causa del tifón se declaró una emergencia en seis municipios de Primorie, pero el gobernador ya pidió a Moscú la declaratoria de una emergencia de nivel federal en la región.
Por su parte, en Corea del Sur, el tifón Hinnamnor dejó diez personas muertas, según un último balance de las autoridades tras el paso del meteoro que provocó esta semana lluvias intensas y fuerte oleaje.
En la ciudad portuaria de Pohang, en el sur, los socorristas hallaron siete cadáveres y dos supervivientes en el garaje subterráneo de un edificio residencial que quedó sumergido, indicó la oficina central de gestión de desastres.
Los nueve quedaron atrapados al bajar al aparcamiento para mover sus coches en medio del diluvio, según medios locales.
Las autoridades confirmaron otra muerte el miércoles en Pohang y una en Gyeongju, donde una persona quedó sepultada en su casa tras un desprendimiento de tierra.
En la víspera, la oficina de desastres había informado del deceso también en Pohang de una mujer de unos 70 años que fue arrastrada por una inundación.
Las labores de búsqueda y rescate continuaban el miércoles, con todavía dos personas desaparecidas.
El tifón Hinnamnor, el más fuerte del país en décadas, forzó a más de 4 mil 700 a dejar sus hogares y destruyó unos 12 mil casas y edificios.
Casi 90 mil viviendas se quedaron sin luz, pero el suministro se había recuperado en la gran mayoría el miércoles por la mañana, indicaron las autoridades.
Antes de que el tifón tocara tierra, las autoridades surcoreanas habían cerrado más de 600 escuelas y las aerolíneas locales cancelaron unos 250 vuelos domésticos.