Entre lo primero que hicieron Reagan y Thatcher para inaugurar sus regímenes neoliberales fue declarar la guerra contra los sindicatos y dando luz verde a los patrones a reprimir o destruirlos. En los 50 uno de cada tres trabajadores estadunidenses estaban sindicalizados; hoy día son uno de cada 10 y, en el sector privado la tasa de sindicalización es de sólo 6.1 por ciento, en gran medida resultado de la ofensiva neoliberal y el desmantelamiento de los limitados derechos laborales en este país.
Con la reducción del poder de los sindicatos, el nivel de desigualdad económica se disparó a su nivel más alto en casi un siglo, hecho esencial para explicar la crisis política y social estadunidense. Hoy día, tres multimillonarios tienen más riqueza que la mitad de la población, 160 millones, y los salarios reales están igual o por debajo de su nivel de hace medio siglo.
Pero en los últimos meses hay señales de nueva vida para el movimiento laboral, mucho de lo cual es impulsado por jóvenes. Trabajadores en varias de las empresas más conocidas, y más antisindicales, se han organizado y agremiado por primera vez: van más de 225 tiendas de Starbucks con un total de 6 mil trabajadores que han formado sindicatos desde que la primera tienda en Buffalo lo hizo en diciembre de 2021; el primer mega almacén de Amazon con más de 8 mil empleados ganó una elección para formar el primer sindicato dentro del imperio del hombre más rico del mundo, Jeff Bezos; se lograron triunfos en elecciones por un sindicato en partes de Apple, en algunas cadenas de supermercados, trabajadores técnicos en el New York Times, enfermeras, trabajadores de museos, estudiantes de postgrado en universidades, y hasta entre trabajadores en la nueva industria de cannabis legal.
El número de sitios de empleo que han solicitado realizar elecciones para obtener un sindicato ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales, se incrementó 58 por ciento en los primeros nueve meses de este año fiscal comparado con el mismo periodo el año pasado.
En 2022, los sindicatos han ganado 641 elecciones, el número más alto en 20 años, según reporta Bloomberg Law, representando a más de 43 mil trabajadores, el doble del año pasado.
Y también se registra un incremento de acciones laborales como huelgas y movilizaciones, desde mineros hasta miles de maestros, enfermeras y en tiendas de comida rápida: en lo que va del año se han registrado 256 huelgas y otras acciones laborales, un incremento de más de 76 por ciento comparado con el año anterior (https://striketracker.ilr.cornell.edu).
Vale señalar que bajo las leyes laborales muy limitadas de Estados Unidos, formar un sindicato no garantiza la negociación de un contrato colectivo. De hecho, la mayoría de los nuevos sindicatos no logran negociar un contrato durante su primer año y ante la nueva militancia, las empresas han despedido a organizadores, intimidado a sus empleados y hasta cerrado locales que se atrevieron a sindicalizarse.
Sin embargo, hay otro factor nuevo que ayudará en responder a las ofensivas antisindicales de la cúpula empresarial y gran parte de la política: el apoyo del público en general. La semana pasada, una encuesta de Gallup registró que un sorprendente 71 por ciento de estadunidenses aprueban/simpatizan con sindicatos, el nivel más alto desde 1965.
No se sabe si todo esto se sostendrá y con ello proclamar un renacimiento laboral, pero por ahora se escucha a lo largo del país esa antigua demanda de pan para todos, pero rosas también.
Bread and Roses (inspirada por la consigna de la gran huelga textilera de 1912 encabezada por mujeres). Judy Collins. https://open.spotify.com/track/1zBpuHWodpDufPON9nnxLY?si=ea791b99cac74d92
Paul Robeson. Joe Hill.
https://www.youtube.com/watch?v=n8Kxq9uFDes&t=103s
Dropkick Murphys. Workers Song. https://www.youtube.com/watch?v=Clj8htWcFho