Berlín. Alemania quiere que los abultados beneficios de las empresas energéticas se utilicen en la UE para aliviar la factura de los hogares, anunció este domingo su jefe de gobierno, Olaf Scholz, al presentar un nuevo y ambicioso plan de ayuda de 65.000 millones de euros para hacer frente a la inflación.
El socialdemócrata Scholz, que lidera una coalición formada con ecologistas y liberales, negoció con los principales cargos de su gobierno hasta la noche del sábado para finalizar el esperado plan.
Scholz insistió en que los alemanes "nunca estarán solos" frente a la crisis energética y desveló una serie de medidas para hacer frente a la inflación, que en agosto volvió a acelerarse y alcanzó el 7,9% interanual.
El jefe del Banco Central alemán, la Bundesbank, considera además que es posible que la inflación llegue al 10% antes de finales de año, un dato inédito desde los años 1950.
Entre las medidas presentadas por Scholz están un bono energético único de 300 euros para millones de jubilados y de 200 euros para estudiantes.
Pero en el documento con las nuevas medidas anunciadas, el gobierno también apunta a los beneficios excepcionales obtenidos por algunos operadores eléctricos.
Enfrentar la "especulación"
Al igual que toda la UE, la fuerte subida de los precios en Alemania preocupa a la población y al gobierno.
Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, el ejecutivo ya desbloqueó dos paquetes de ayuda para los hogares de 30.000 millones de euros.
Pero el anuncio del nuevo plan de 65.000 millones de euros (cifra similar en dólares) fue aplazado varias veces, ilustrando las tensiones entre los partidos de la coalición tripartita.
Como medida de compromiso, Scholz prometió enfrentar la "especulación" en el mercado energético y los beneficios excepcionales de algunos operadores energéticos por el aumento de los precios al por mayor.
"Hay productores que sencillamente se aprovechan de los elevados precios del gas, que luego determinan el precio de la electricidad", comentó.
El tema dividía al gobierno desde inicios de verano. Ecologistas y socialdemócratas quieren gravar los miles de millones que ganan ciertos grupos. Algo a lo que se oponen los liberales, con el ministro de Finanzas Christian Lindner a la cabeza.
El gobierno decidió finalmente abogar por la introducción de una contribución obligatoria, impuesta a las empresas del sector energético con el objetivo de aliviar los precios de la electricidad soportados por los hogares y las empresas.
La reforma preconizada por Berlín se presenta no obstante como diferente del gravámen a los beneficios excepcionales decidido por varios gobiernos europeos, matizó Lindner.
El ejecutivo alemán abogará por la aplicación de esta idea en toda la UE, pero está dispuesto si es necesario a actuar a nivel nacional.
"Afrontaremos este invierno"
Dicha contribución obligatoria podría aportar a las arcas públicas "decenas de miles de millones de euros", indicó el ministro de Finanzas.
El plan no menciona el término gravámen, un concepto al que se opuso enérgicamente Lindner, quien clarificó que la figura propuesta no sería "una fuente de ingresos que se pueda planificar".
La retención "parcial" de estos beneficios por el aumento de los precios permitiría crear "un colchón financiero que debería emplearse en aliviar el peso con el que cargan los consumidores en Europa" por los elevados precios, sostiene el gobierno.
Berlín quiere impulsar la rápida adopción de las medidas de emergencia propuestas recientemente por la Comisión Europea, entre ellas la limitación de los precios de algunos productores de electricidad, para frenar sus beneficios.
"Las empresas energéticas que producen electricidad a partir de fuentes renovables, carbón o energía nuclear, por ejemplo, lo hacen con costes de producción cada vez más bajos, pero ganan mucho dinero gracias a los mecanismos actuales del mercado europeo de la electricidad", explicó el domingo el ministro de Economía, Robert Habeck, para justificar la necesidad de actuar.
Scholz aseveró también que su país tiene reservas suficientes de energía para afrontar el invierno, después de que Rusia cortara sine die sus envíos de gas a través del gasoducto Nord Stream I. "Afrontaremos este invierno", aseveró.