En estos días se festeja el centenario de su natalicio (24 de agosto; falleció en 2010) con una serie de foros y obras sobre su extensa contribución como historiador, crítico social, y hasta dramaturgo incluyendo su libro más famoso, La otra historia de Estados Unidos, la introducción a la historia de su país más exitosa (recientemente rebasó más de 4 millones de copias en circulación).
Zinn participó en los grandes movimientos de derechos civiles, justicia económica y social, antiguerra y contra las políticas imperiales de su país. A la vez, fue profesor en la universidad para mujeres afroestadunidenses Spelman College, donde entre sus discípulas estaba la escritora Alice Walker y, después de ser despedido por sus posiciones políticas, en la Universidad de Boston.
Entre las mejores anécdotas para describirlo figura esta: en 1970, cuando Zinn tenía cita ante un tribunal en Boston por un acto de protesta contra la guerra de Vietnam optó por irse mejor a Baltimore para participar como invitado en un debate cuyo título era El problema de la desobediencia civil
. Zinn argumentó ahí que “nuestro problema no es la desobediencia civil… nuestro problema es la obediencia civil. Nuestro problema son el número de personas a través del mundo que han obedecido los dictados de los líderes de sus gobiernos y han ido a la guerra, y millones han muerto por esa obediencia… Nuestro problema es que la gente es obediente por todo el mundo frente a la pobreza y la hambruna y la estupidez y la guerra y la crueldad… Ese es nuestro problema”. Al regresar a su universidad para dar su clase matutina al día siguiente, lo esperaban dos detectives de policía para arrestarlo por no presentarse a su cita ante un juez.
En una entrevista con La Jornada –donde Zinn fue colaborador– repitió su posición de que la historia demuestra que el cambio no proviene de las elecciones y las cúpulas políticas, sino desde los movimientos de abajo. Fue una voz disonante aun entre los progresistas durante la elección histórica de Barack Obama, al señalar que él no cumplirá con ese potencial por el cambio, a menos que sea rodeado por un movimiento social suficientemente enojado, poderoso e insistente que lo obligue a cumplir con sus frases abstractas sobre cambio
.
Nuestro tiempo y energía debería ser dedicado a educar, agitar, organizar a nuestros conciudadanos en los sitios de trabajo, en los barrios, en las escuelas
para construir esos movimientos, los cuales han obligado a los grandes cambios en este país, como en tiempos de Lincoln, o de Franklin Roosevelt, o en los 60.
Siempre recordaba que la historia, entre otras cosas, está conformada por sorpresas que sólo se pueden ver mucho después. Gozaba contar, por ejemplo, que cuando en los 50 él y sus colegas intelectuales progresistas lamentaban que tal vez no había esperanza por un cambio en el país porque la gente no se mueve
, justo en esos momentos estaban sucediendo actos pequeños y aislados de rebelión y desobediencia en pueblos del sur de Estados Unidos que después detonarían el gran movimiento de los derechos civiles.
Entre su amplia obra, libros de ensayos, discursos e investigaciones, están también joyas como El arte de revolución uno de los ensayos más sencillos y claros sobre el anarquismo revolucionario (introducción al libro Anarchy and Order del crítico social inglés Herbert Read), y un par de obras de teatro, Marx in Soho, y otra Emma (sobre Emma Goldman).
Zinn, un maestro peligroso que siempre afirmaba que no se puede ser neutral en este mundo, nos invitó no sólo a estudiar historia, sino a hacerla.
Voices of a People’s History –algunas selecciones del documental sobre la obra de lecturas históricas por artistas. https://www.howardzinn.org/collection/the-people-speak/; https://www.peopleshistory.us/watch
You can’t be neutral on a moving train. Documental biográfico sobre Zinn, narrado por su amigo Matt Damon https://www.youtube.com/watch?v=vwuJjWE-XrA