Roberto Carlos cantó al amor, al romance, a la alegría y generó un ambiente multitudinario de añoranza, de historias imborrables, de volver al pasado.
En la Arena Ciudad de México, 15 mil almas ovacionaron, anoche, al cantautor de 81 años de edad desde que apareció en el escenario. El brasileño agradeció el recibimiento luego de abrir con Emociones.
“Gracias, buenas noches; qué gusto, qué placer de verlos en la Ciudad México y en otras ciudades donde estuve. Gracias por este amor, todo este cariño, de las cosas lindas que siempre recibo de ustedes, desde hace mucho tiempo, desde que nací, eso obviamente hace mucho tiempo. Me gustaría hablar y decir otras cosas, pero lo mío es cantar para decir todo lo que siento”.
El icono de la música latinoamericana siguió con Qué será de ti, Cama y mesa y Detalles, canciones con las cuales se integró un coro multitudinario que se sumó a la voz intacta del cantante y lo acompañó con la interpretación de esas letras, tan conocidas, indelebles en la memoria.
Acompañado por su orquesta “de músicos fantásticos”, Roberto Carlos fue la estrella, la única que brilló en el escenario, con sus canciones, sin recurrir a gran parafernalia de producción. Y luego comentó: “Hice esta canción hace mucho tiempo y siempre la he cantado con mucha alegría y amor; hoy la cantó sin alegría, pero con un amor por mi madre... Lady Laura”.
Los momentos rítmicos, resonaron en el inmueble de Azcapotzalco y los sonidos subyugantes emergieron del sax, el trombón, la guitarra acústica, el piano, los teclados, la batería, entre otros instrumentos, que propiciaron un festín musical.
Roberto Carlos, con más de 60 años de trayectoria, contó a sus miles de seguidores diversas historias. En una de ellas recordó: “Siempre he hecho canciones de amor y he hablado de él, pero no todo, porque hablar de todo es imposible. Pero me faltaba una cosa por decir y una vez pensé.. qué me falta?. Llegué a la conclusión que me faltaba hablar de sexo; pero dije ¿cómo voy a hablar de eso?… una vez me preguntaron cuáles son las tres cosas que me gustan en la vida: la segunda es sexo, la primera sexo con amor y la tercera en esta secuencia… entonces me atreví y dije: Yo te propongo”.
Mujer pequeña, Cóncavo y convexo y la inolvidable Un gato en la oscuridad no dejaron de interpretarse por miles de gargantas, pero sin duda, una de las más ovacionadas fue: “El gato que está en nuestro cielo, no va a volver a casa si no estás. No sabes mi amor, qué noche bella. Presiento que tú estás en esa estrella. El gato que está triste y azul, nunca se olvida que fuiste mía. Más sé que sabrá de mi sufrir porque en mis ojos una lágrima hay”.
Fueron momentos de felicidad, de añoranza, de viajar en el tiempo, con una voz que es reconocida por varias generaciones, la cual se escuchó para privilegio de miles de seres en la Arena Ciudad de México, quienes aplaudieron sin césar al intérprete de Jesucristo y Un millón de amigos, quien es uno de los artistas latinos que más discos ha vendido alrededor del mundo, incluso más que The Beatles.