Ciudad de México. El color de su voz otorga el toque melódico requerido y, de principio a fin, el talante interpretativo de Nina Galindo logra en cada canción hacer una versión personalísima. Hace sentir la sensualidad, reclamo, quietud, estados amorosos o desilusionados descritos en cada corte. Esto se constatará mañana con el repertorio que grabará en vivo de Canciones atoradas, acompañada por La Mala Yerba, su banda actual.
Con una carrera de más de tres décadas, Galindo descubrió su cercanía con la música desde la infancia, cuando imitaba a intérpretes de la época y escuchaba cancioneras que oía mi mamá
, recordó. Pero la oportunidad para cantar surgió cuando un preparatoriano llamado Roberto Ponce la invitó “y junto con Clara Turner hacía coros en el grupo Mezclilla. Ellos iban en Prepa 6, yo, en secundaria; fuimos a un concurso al instituto Juan Bosco y ganamos el primer lugar. En el 78 entré a Los Teen Tops, con los que hacía coros, tocaba el pandero y cantaba algún tema. Después vino un rencuentro con Beto Ponce y gracias a él conozco a Rockdrigo, Catana, Roberto González, y cuando escuché sus propuestas me dije ‘yo quiero estar aquí, son de mi generación, me gusta cómo se expresan’. Quedé impactada, me encantó el proyecto. Los Rupestres son un parteaguas para la música mexicana y los compositores.
Lo que hacía con los Teen Tops no era lo mío, ya estaba cansada. Cuando me encontré con Los Rupestres hallé mi destino, mi familia, mi karma, mi satisfacción, gratitud y todo lo que soy ahora. Así fue como descubrí que esto era mi pasión y era lo que quería hacer. Me he dedicado a interpretarlos con convicción, amor y respeto a su trabajo.
Brindis por un difunto
Agregó: “En esa época, Rodrigo de Oyarzabal nos grababa en Radio Educación a varios que íbamos a su casa a echar relajo. Lo agradezco, gracias a esas grabaciones –y a la piratería– la gente nos conocía. También había apoyo en el IMER (Instituto Mexicano de la Radio). Por lo mismo, todos grababan y, conmigo no se daba, hasta que en 1991, por medio de Pentagrama, saqué mi primer disco, Brindis por un difunto; después Antropofagia amorosa, cuando vino el asunto zapatista –que a todos nos movió el tapete– grabamos en La Recámara, así se llamaba el estudio de Jorge García Montemayor. Luego salió El desliz. No había vuelto a grabar. Pero a pesar de esto, he estado vigente, he tenido la oportunidad de presentarme en diferentes espacios, escenarios y no he parado. Pero cuando eres artista independiente prefieres tener trabajo para sobrevivir, que estar pensado en grabar”.
Transcurrieron más de 20 años para que regresara a grabar; en esta ocasión será en vivo y por motivos especiales. Detalló: “Hace unos meses nos propuso Ignacio Pineda, del Multiforo Alicia, grabar en vivo un disco con motivo del cierre en diciembre del recinto. Me encantó la propuesta, aunque estoy paranoica, porque en vivo es otra cosa que estar en un estudio, que, para mí, son fríos e impersonales; claro, se logra calidad pero, para mí, no hay nada más emotivo que cantar con público, tener esa retroalimentación. Será el quinto disco –no hay quinto malo– y estamos muy prendidos trabajando. Como director y en la guitarra está Jorge García Montemayor; Norma López, en la batería; Óscar González, en el bajo, y habrá dos voces talentosas, la de Elena Garner y la de Julia González, quien tocará la jarana en un canción; Édgar Arrellín es el ingeniero de sonido”.
Acerca del título y el contenido de este álbum, la intérprete contó: “Se llama Canciones atoradas y son temas que he interpretado mucho tiempo y no había podido grabar, y ahora se rescatan; vienen también canciones nuevas, para mí, como intérprete. El título surge porque fue muy dolorosa, dura y triste la pandemia. Por las pérdidas, la incertidumbre y tanta jodidez empiezas a tener depresión y ansiedad que te provocan una opresión en el pecho, falta de aire y como que suspiras constantemente; además, pensaba: ‘a mi edad jamás voy a volver a cantar con público’, y esto me generaba mucha tristeza, incertidumbre. Y sí, traigo cosas atoradas en el corazón. Pienso que con esto va a haber un exorcismo y me está dando vida”.
En este regreso, que tendrá lugar en el Multiforo Alicia, Nina tendrá como “padrinos al maestro Rudo Gómez, Follaje y El Mastuerzo; serán 19 canciones. Esta vez dije: ‘Va la mía y que le hagan como quieran. Qué tal si es mi disco póstumo’. Hay canciones de Rudo, El Mastuerzo, Rafa Mendoza, Carlos Arellano, Roberto González, Armando Rosas, Laura Avitia, Miriam Barajas, Pedro Sandoval. Habrá un homenaje al maestro Gilberto Gutiérrez, de Mono Blanco, y otras sorpresas.
Escogí este repertorio porque hay una parte de mí, latina, por mi padre, que era puertorriqueño. Tengo también mi parte mexicana, a pesar del error geográfico de haber nacido en Los Ángeles, pero me crié aquí, amo este país, a su gente, su cultura, su música; por eso escogí un tema de Mono Blanco y el maestro me dio el permiso de cantarlo. Esta experiencia, repito, me ha dado vida
, concluyó Galindo.