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Detección de un planeta similar a la Tierra podría ser obstruida si su luz es contaminada por otros cuerpos

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Concepto artístico de Kepler-186f, exoplaneta del tamaño de la Tierra que orbita una estrella enana roja en la constelación Cygnus. Foto NASA/ Tim Pyle
19 de agosto de 2022 11:08

Madrid. Cuando los astrónomos apuntan un telescopio a un exoplaneta, la luz recibida podría estar efectivamente contaminada por la de otros planetas en el mismo sistema estelar, según un estudio de la NASA.

La investigación, publicada en Astrophysical Journal Letters el 11 de agosto, modeló cómo este efecto de fotobomba impactaría en un telescopio espacial avanzado diseñado para observar exoplanetas potencialmente habitables y sugirió posibles formas de superar este desafío.

Si miras a la Tierra sentada junto a Marte o Venus desde un punto de vista distante, dependiendo de cuándo los observes, podrías pensar que ambos son el mismo objeto, explicó en un comunicado Prabal Saxena, científico del centro Goddard de la NASA, quien dirigió la investigación.

Saxena usa nuestro sistema solar como análogo para explicar este efecto de fotobomba. Por ejemplo, dependiendo de la observación, una exo-Tierra podría estar escondida en (la luz de) lo que de forma errónea creemos que es un gran exo-Venus, destacó. En general, se piensa que el vecino del planeta azul es hostil a la habitabilidad, con temperaturas superficiales lo suficientemente altas como para derretir el plomo, por lo que esta mezcla podría hacer que los científicos se pierdan un cuerpo que podría ser habitable.

Los astrónomos usan telescopios para analizar la luz de mundos distantes con el fin de recopilar información que pueda revelar si podrían albergar vida. Un año luz es casi más de 9 billones de kilómetros, y hay unas 30 estrellas similares a nuestro Sol en alrededor de 30 años luz de nuestro sistema solar.

Este fenómeno de fotobomba, en el que las observaciones de un planeta están contaminadas por la luz de otros en un sistema, se deriva de la función de dispersión de puntos (PSF) del planeta objetivo. Se trata de una imagen creada debido a la difracción de la luz (la curvatura o propagación de ondas de luz alrededor de una abertura) proveniente de una fuente y es más grande que la de algo muy lejano (como un exoplaneta). El tamaño de la PSF de un objeto depende del de la apertura del telescopio (el área de recolección de luz) y la longitud de onda a la que se realiza la observación. Para mundos alrededor de una estrella distante, una fusion de dispersión de puntos puede resolverse de tal manera que dos planetas cercanos o uno de ellos y una luna parezcan transformarse en uno.

Posibles datos sesgados

Si ese es el caso, los datos que los científicos pueden recopilar sobre tal análogo de la Tierra estarían sesgados o afectados por cualquier mundo o mundos que estuvieran haciendo fotobomba al planeta en cuestión, lo que podría complicar o evitar por completo la detección y confirmación de una exo-Tierra: un planeta potencial como ésta más allá de nuestro sistema solar.

Saxena examinó un escenario análogo en el que los astrónomos de otro mundo podrían estar mirando la Tierra desde más de 30 años luz de distancia, utilizando un telescopio similar al recomendado en la Encuesta decadal de astrofísica de 2020. Descubrimos que un telescopio de este tipo a veces vería exo-Tierras potenciales a más de 30 años luz de distancia combinadas con planetas adicionales en sus sistemas, incluidos aquellos que están fuera de la zona habitable, para un rango de diferentes longitudes de onda de interés, indicó Saxena.

La zona habitable es esa región del espacio alrededor de una estrella donde la cantidad de luz de los astros permitiría agua líquida en la superficie de un planeta, lo que podría permitir la existencia de vida.

Existen múltiples estrategias para lidiar con el problema de la fotobomba, que incluyen el desarrollo de nuevos métodos de procesamiento de datos recopilados por telescopios para mitigar el potencial de que este fenómeno distorsione los resultados de un estudio. Otro método sería estudiar los sistemas a lo largo del tiempo, a fin de evitar la posibilidad de que aparezcan cuerpos con órbitas cercanas en los PSF de los demás.

El estudio de Saxena también analiza cómo el uso de observaciones de múltiples telescopios o el aumento del tamaño de uno podría reducir el efecto de fotobombas a distancias similares.

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