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Los humildes van primero: AMLO ante empresarios neoleoneses

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El nuevo plan para construir el acueducto permitirá dotar de 5 mil litros por segundo adicionales a la zona metropolitana de Monterrey para sortear la sequía durante los próximos 10 o 12 años, informó el presidente Andrés Manuel López Obrador. Foto cortesía Presidencia
15 de agosto de 2022 08:22

Monterrey, NL. Convocada a la Cuarta Región Militar para escuchar el plan con el que las autoridades buscan mitigar la crisis de agua en Monterrey y sus alrededores, la élite económica y política regiomontana escuchó el acuerdo entre los gobiernos federal y estatal para esta obra definida, antes de comenzar, como de seguridad nacional: 10 mil millones de pesos, a partes iguales, para construir 106 kilómetros de acueducto desde la presa El Cuchillo 2 a la zona metropolitana de la capital del estado.

La alternativa para garantizar la viabilidad hídrica de Nuevo León en el corto plazo llegó acompañada de una clara definición política del presidente Andrés Manuel López Obrador: Queremos consolidar la democracia, no aspiramos a una dictadura, al totalitarismo, no. Queremos la democracia y eso implica garantizar las libertades. Nada más que en ese horizonte de libertades y democracia, y eso puede ser nuestro distintivo como gobierno, queremos darle atención a los humildes. Que haya democracia, libertades, pero también justicia, democracia con dimensión social.

El nuevo plan para construir el acueducto permitirá dotar de 5 mil litros por segundo adicionales a la zona metropolitana de Monterrey para sortear la sequía durante los próximos 10 o 12 años. Comenzará, anunció López Obrador, la próxima semana, bajo la supervisión de los ingenieros militares de la Secretaría de la Defensa Nacional. La carencia de agua agobia a los regios y en respuesta el mandatario ofreció que clasificarla como obra de seguridad nacional –de urgencia– ahorrará tiempos y trámites burocráticos.

Fue un espaldarazo federal al bisoño gobierno de Samuel García, asfixiado por la inconformidad social, la inexperiencia y la frivolidad. El propio López Obrador patentizó el apoyo con un lacónico no están solos, el gobierno que represento, todo el gabinete, va a estar pendiente, apoyando al pueblo de Nuevo León.

Reglas para la IP

Sirvió de preámbulo para un diplomático reconocimiento a la solidaridad empresarial neoleonesa, antes de fijarles estas reglas para la construcción del acueducto: ganancias razonables para las empresas que obtengan los contratos, con el compromiso del cumplimiento de los plazos fijados para su conclusión; esto es, nueve meses, tiempo necesario para anticipar la próxima temporada de estiaje. Aún más: se colocará en la obra el nombre de las firmas constructoras participantes; nada de anonimato, pues, enfatizó, van a estar en juego la honorabilidad y el prestigio de cada compañía.

La larga descripción presidencial del proyecto dejó claro a los presentes una premisa: el acceso al agua es un derecho humano fundamental.

Para anticipar el surgimiento de una nueva crisis hídrica, López Obrador explicó que se conformará un comité especial, con el director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Germán Martínez; el gobernador García y el dirigente de la Cámara de la Industria de la Transformación de Nuevo León (Caintra), Rodrigo Fernández. Será responsable de definir los contratos a la brevedad, sea por unanimidad o por mayoría, lo que más favorezca a la agilidad de decisiones.

Con la operación de su amigo Alfonso Romo (de los pocos empresarios que apoyó la causa de la transformación, cuando el futuro era incierto (..) y no es ningún reproche, matizó ), el Presidente pudo reunirse con las cúpulas de la iniciativa privada. La lista de invitados especiales incluyó al arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera; al anterior y al actual presidentes del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar y Francisco Cervantes, respectivamente; al líder de la Caintra y a los mandos militares locales y el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval; rectores universitarios y políticos locales, entre ellos Clara Luz Flores, ex candidata a gobernadora por Morena, y Héctor Gutiérrez, un ex priísta que ahora es delegado de la Secretaría de Gobernación en la entidad.

Todos ellos, al conjuro de la visita presidencial, se allanaron a los diferendos con el gobernador y, concluida la descripción del plan, aplaudieron la intervención federal.

Las cifras del gobernador

Ante ese auditorio, García dejó a un lado sus balandronadas en el origen de la crisis (no mandan una chingada despensa, reprochó a la Federación entonces) para asirse al rescate y, con un drástico cambio de discurso, celebró el apoyo del centro.

La guayabera presidencial contrastó con la corbata del gobernador, quien celebró efusivamente el acuerdo que le permite sortear su primera crisis política. Rebasado por la coyuntura, con el aval presidencial recicló su propuesta de plan hídrico e hizo sus cuentas en miles de litros de agua:

Hoy estamos con 13 mil litros por segundo. Esperamos que con las lluvias de agosto y septiembre que están pronosticadas llegar a 14 o 15 mil litros por segundo. Con los 5 mil litros de El Cuchillo 2, los 2 mil de los nuevos pozos profundos, los mil 600 de la presa Libertad, los mil de pozos someros y hasta 500 de pozos ilegales son 10 mil litros adicionales que garantizan 25 mil litros los próximos 10 años.

López Obrador sólo escuchaba las cifras del gobernador, antes de deslizar: Hay que tener un plan, pues Monterrey está siendo víctima de su propio éxito, su desarrollo industrial. Es necesario ordenar el desarrollo, enfatizó.

El Presidente narró algunas de las motivaciones que aceleraron la intervención federal, incluso un llamado del arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, quien le pidió audiencia porque tenía algo urgente que plantear. “Me dijo, ‘se puede pensar que en Monterrey la gente tiene dinero y no le falta nada y van a tener agua. Yo quiero que sepa que en Monterrey hay gente muy pobre que está padeciendo mucho.’”

Ejecución del plan

Con la coordinación del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, el gobierno federal comenzó a definir acciones para afrontar la crisis del agua en Nuevo León. Un proceso que, festinó el Presidente, no requerirá deuda, pues Banobras aportará un guardado que tenía de 5 mil millones de pesos; el gobierno del estado contaba con un bono de 3 mil 500 millones y sólo se requería de un endeudamiento del organismo del agua estatal de mil 500 millones de pesos.

Es decir, ya están disponibles los recursos para dar los anticipos y comenzar la obra.

En lo inmediato, describió el general secretario, el Ejército ha intervenido para dotar de 51 millones de litros de agua a 162 colonias populares; apuntaló un canal de riego en las inmediaciones de Monterrey para aportar más líquido y efectuó 22 vuelos para bombardear nubes que precipitaran la lluvia.

Eje en la construcción de la propuesta federal, el titular de la Conagua puntualizó: Estamos sentando las bases para superar la actual crisis, pero es indispensable que haya planeación. Ya no es posible seguir disponiendo de agua de forma indiscriminada.

 

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