La Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) y WWF México firmaron este jueves un acuerdo de colaboración para impulsar cambios de comportamiento que contribuyan a reducir la “huella ecológica” de cada persona en el medio ambiente, producto de los recursos que utiliza y los desperdicios que genera.
El mencionado convenio incluye programas de educación, conferencias, talleres, campañas de difusión y proyectos editoriales que promuevan medidas para reducir, prevenir y mitigar los impactos negativos en la biodiversidad derivados de las actividades cotidianas humanas.
El primer proyecto que desarrollarán ambas instituciones en el marco del acuerdo será el concurso gastronómico “La Sazón del Claustro”, que tendrá lugar el 13 de octubre. Esta edición, que lleva por nombre “Las raíces vivas de nuestra cocina”, promueve el rescate de ingredientes endémicos que están amenazados porque se utilizan poco o no se conocen.
En este marco, se promoverán estrategias de mercadeo social para concientizar a los universitarios sobre el impacto de las actividades humanas en la naturaleza e impulsar cambios de comportamiento con énfasis particular en el desperdicio de alimentos.
Por otro lado, se planea organizar actividades y foros para promover la relevancia que tiene México como país megadiverso y la importancia de contar con múltiples ingredientes para fomentar una alimentación sostenible y saludable.
“El Claustro asume la responsabilidad de atender y aplicar conocimientos, conductas, protocolos y normas en materia ambiental que propicien condiciones saludables para nuestra comunidad interna y externa, adoptando medidas para reducir, prevenir y mitigar impactos ambientales negativos”, señaló Carmen López-Portillo, directora de la UCSJ.
De igual forma, la casa de estudios llevará a cabo una campaña de reforestación comunitaria en los parques cercanos a la Universidad, un sistema de captación de agua pluvial, la recolección de basura y el fomento de medios de transporte alternativos.
Por su parte, Jorge Rickards, director de WWF México, explicó que estudios elaborados por este colectivo “estiman que 40 por ciento de los alimentos cultivados para consumo humano nunca llegan a los hogares.
“Este desperdicio genera el 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y el derroche de otros recursos como tierra, agua, energía y el trabajo humano necesarios para cultivarlos. Asimismo, confirman que la producción de alimentos es la principal causa de la pérdida de biodiversidad en América Latina”.