El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma y el escritor Juan Villoro ingresaron este jueves como miembros honorarios a la Academia Nacional de Arquitectura, en sesión extraordinaria efectuada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

En su discurso de bienvenida, el presidente de ese órgano colegiado, el arquitecto José Francisco Reygadas, argumentó que la incorporación de ese par de humanistas a dicha academia responde a que “la interpretación del sueño arquitectónico por aportar espacios habitables y armónicos con su entorno queda en manos de otros” y no de quienes se dedican al arte y las técnicas del diseño y la construcción.

“Son, por ejemplo, historiadores y literatos, estos agudos observadores de las personas y sus obras, quienes han asumido esta apasionante tarea”, afirmó el también miembro vitalicio del Colegio de Arquitectos de México y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, quien destacó que la incorporación de Matos Moctezuma y Villoro a dicha academia es un reconocimiento “a dos grandes mexicanos, exponentes de la crónica de los tiempos”.

Reconocemos en ellos, dijo, “a dos concienzudos investigadores sobre el alma y la sensibilidad de los mexicanos, en épocas diferentes, pero la misma identidad de quienes hemos construido esta nación”.

Tras invitarlos a participar desde su nueva misión en el objetivo principal de “conocer, reconocer y dar a conocer el significado de la arquitectura”, José Francisco Reygadas destacó la trascendencia del ingreso de ambos intelectuales a la academia de Arquitectura.

“Porque su certera visión nos ayuda a observar de otra manera a los espacios físicos cotidianos, donde se permite una lectura social diferente de las condiciones de habitabilidad de las ciudades y de sus calles, de la gente habitando en su propia arquitectura cotidiana”, indicó.

“Nuestros nuevos académicos honorarios subrayan la importancia de la arquitectura como fenómeno social y, sobre todo, como un movimiento cultural. Es nuestra misión, juntos, hacer un llamado a la sociedad: el peso específico de la cultura arquitectónica no puede ni debe ser menospreciado por políticos pragmáticos, insensibles y gobernantes de coyuntura”.

En palabras del arquitecto, pocas manifestaciones son tan profundamente políticas como dotar a los ciudadanos de espacios para ser habitados. Esto echa raíces colectivamente entre los habitantes de las ciudades y por eso es también un fenómeno eminentemente cultural. Ahí están los testigos de piedra, ladrillo y vidrio que han ocupado los espacios urbanos por siglos.

Al respecto, subrayó que Eduardo Matos Moctezuma “nos enseña a reconocer esos testigos en el pasado remoto”, mientras que Juan Villoro, “a leerlos en su propia crónica literaria”.