Panamá. Indígenas y educadores concluyeron una caminata pacífica que les tomó diez horas hasta la Presidencia de Panamá en respaldo al diálogo que llevan adelante grupos magisteriales, sindicales y sociales con el gobierno para encontrar una salida a las protestas por el alto costo de la vida en el país centroamericano.
Los indígenas de la etnia Ngobe avanzaron sobre uno de los carriles de la Carretera Panamericana en un recorrido de aproximadamente 40 kilómetros. A pocos kilómetros de la Presidencia se fueron sumando más grupos de educadores. La manifestación tuvo lugar tres días después de que fueran levantados los bloqueos sobre la carretera para permitir el tránsito de mercaderías, aunque las movilizaciones callejeras se mantienen desde inicios de mes.
“Caminamos para que la mesa de negociaciones se apresure a cristalizar los consensos”, dijo Sergio Gallego, un educador y líder Ngobe. “También como medida de presión en las calles”, apuntó el docente que cargaba sobre el hombro un ocelote disecado y hacía sonar un enorme caracol, mientras avanzaba la caminata.
La marcha partió desde un tramo rural de la localidad de Pacora, que estuvo bloqueado totalmente en días pasados, sobre la Carretera Panamericana que conecta con la inhóspita provincia de Darién, fronteriza con Colombia, y por donde transitan miles de migrantes en su mayoría caribeños, venezolanos y africanos con destino a Norteamérica.
María Valdés, una descendiente Ngobe, de 36 años, que caminaba en la marcha dijo que durante esos días de bloqueos le tocó ver “cómo madres iban con sus bebés de brazos, migrantes que venían de diferentes países que pasaban por aquí... Yo no quiero ver eso para mis hijos”.
“Quiero libertad y equidad para mi país”, afirmó. “Prefiero marchar por la libertad en mi país, que hacerlo como migrante”.
Los Ngobes habitan principalmente las provincias de Veraguas y Chiriquí en el occidente del país, pero una parte de ellos ha migrado a la capital. Ese pueblo, junto con otros indígenas panameños como los Emberá-Wounaan y los Gunas, constituyen el 10 por ciento de la población panameña y donde se registran los más altos índices de pobreza, según las autoridades.
Las mayores protestas sociales en décadas en Panamá estallaron por el fuerte alza de los precios de los combustibles, los alimentos, los escándalos de corrupción y la desigualdad en un país de más de cuatro millones de habitantes que opera el Canal Interoceánico y que cuenta con una de las más grandes plazas bancarias y zona libre en la región.
Hasta ahora el diálogo arroja un acuerdo en cuanto al congelamiento de decenas de productos de la canasta básica de alimentos. También cerró el tema de los combustibles. Las partes acordaron incluir en los beneficios del subsidio a la gasolina y el diésel a todos los tipos de maquinaria y se mantuvo el tope de 3.25 dólares por galón de gasolina a nivel nacional, un subsidio que el gobierno accedió a implementar por tres meses desde la semana pasada. Los gremios propusieron una rebaja de 0.25 centavos, pero no fue conciliada.
El diálogo debate en mesas paralelas los temas de la asignación y administración del presupuesto de educación y de rebaja y abastecimiento de las medicinas. Aún quedan otros cuatro puntos a examinar, entre ellos, acciones para enfrentar la corrupción.
Por otro lado, sectores productivos y empresariales están exigiendo que los incluyan en la mesa del diálogo al advertir que se estarían tomando decisiones que atañen al modelo de libre mercado y de empresas. Estos sectores amenazan con desconocer los acuerdos del diálogo si no se los vincula al proceso.