Ciudad de México. La Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) no descarta que los establecimientos de preparación de alimentos y bebidas aumenten los precios ante un persistente nivel inflacionario, pero el sector también se dijo estar comprometido para evitarlo tras la crisis que le significó la pandemia de covid-19.
En conferencia para anunciar la firma de un convenio para apoyar jurídicamente a ese tipo de negocios, Germán González Bernal, presidente del organismo, señaló que los restaurantes sólo tienen tres opciones ante la escalada de precios, que son disminuir los márgenes de ganancia, subir el costo y trasladarlo al cliente o soluciones creativas en el menú.
“Sin dudas vamos a ver un aumento de precios, pero me parece que la industria también está muy comprometida en cuidar al cliente, en esta confianza que los clientes han brindado desde que reaperturamos después de dos años de cierre y en eso están trabajando realmente, en buscar la manera de jugar con la reingeniería de los menús para ver que este traslado de costo sea el menor posible y seguir teniendo a los comensales en las mesas contentos”, dijo Daniela Mijares, presidenta Ejecutiva de Canirac.
González Bernal recordó que por la contingencia sanitaria se rompieron muchas cadenas de suministro y aún no hay una recuperación al 100 por ciento, porque ha costado hacer que la gente regrese a sus centros de trabajo.
Comentó que muchas industrias no tienen las plantillas completas, mientras que los energéticos se han encarecido como consecuencia de la guerra en Ucrania, suceso que no solo impacta en combustibles, sino en el suministro de granos.
Por la parte de energéticos, dijo que la industria restaurantera ha visto impactos por el costo de los combustibles, pues todos los insumos se trasladan por transporte.
Anotó que la regla en la industria es que si una comida cuesta 100 pesos, 30 de ellos es el costo de la materia prima, por lo que si se encarece entre 50 y 80 por ciento, los negocios de preparación de alimentos tienen problemas si no trasladan el precio.
Mijares señaló que el sector aún sigue en la reingeniría de sus menús, aprovechando las temporadas, jugar con los elementos para no subir de precios y no pegarle a la calidad.
“Veremos que la industria va a tener que enfrentar todavía bastante retos en los próximos meses, pero somos una industria bastante disciplinada y seguiremos trabajando para cuidar a los comensales”.
“No hay empresario que esté dispuesto a bajar la calidad, hay otros métodos para para mitigar de alguna manera el trasladar el costo al 100 por ciento que es hacer algunos ajustes en la carta”, agregó.
“Lo que menos queremos es bajar calidad, no es ni siquiera una opción para los restauranteros, sí hay que ser muy creativos y creo que van a empezar a ver a lo mejor más movimiento en las cartas”, dijo.
Por otra parte, la Canirac firmó el convenio de colaboración con Consultoría Integral en Desarrollo Urbano (CIDUR) y con CLG Abogados para apoyar a los restaurantes en la Ciudad de México a gestionar distintos trámites ante las autoridades administrativas, así como prestar servicios de asesoría y representación jurídica.
El objetivo es ayudar a todos los restauranteros que se enfrentan con la sobrerregulación administrativa, la discrecionalidad y el coyotaje.
Destacó que datos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) señalan que la apertura y funcionamiento de un restaurante en la Ciudad de México requiere de la obtención de 59 trámites, cada uno con un costo promedio de 5 mil 220 pesos.