Ciudad de México. Decenas de troncos cortados y montones de ramas son parte de los vestigios de la tala clandestina que se encuentran sobre la carretera vieja México-Cuernavaca, entre la alcaldía Tlalpan y el estado de Morelos.
Pobladores afirman que la actividad de los talamontes es evidente incluso a la luz del día, cuando han llegado a contabilizar hasta 70 camionetas cargadas con troncos cortados, los cuales, afirman, ya ni siquiera los ocultan y cuyos restos son arrojados a las orillas de la carretera.
Si bien refieren que hay presencia constante de la Guardia Nacional o militares, incluso de un retén en la zona de Parres, ayer, en un recorrido de aproximadamente tres horas, no se vio algún elemento de seguridad en la zona.
Entre los kilómetros 17 y 20 de la carretera federal México-Cuernavaca se pueden observar árboles derribados y restos de troncos cortados arrojados a orillas del camino. Foto Roberto García Ortiz
Entre los kilómetros 45 y 50 del camino viejo, donde hay letreros que señalan un área natural protegida muy cerca de la zona de Tres Marías, hay varios parajes donde se ubican árboles recién cortados, cuya savia todavía gotea; el número de anillos en los troncos revelan una edad aproximada de entre 50 y 60 años. A lo largo de la vía se pueden hallar montones de escombros de ramas que, de acuerdo con los testimonios, son parte de los rastros que dejan los talamontes.
Cerca del kilómetro 46 se aprecian caminos y bifurcaciones para llegar a pequeños poblados en cuyos costados se encuentran los restos de madera y troncos derribados.
Luego de que el fin de semana autoridades locales anunciaron un proyecto de reforestación y vigilancia para detener la tala ilegal en la zona, los pobladores llamaron a reforzar la vigilancia y a ser más estrictos porque la actividad se ha vuelto descarada
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Antes lo hacían en la noche o de madrugada; se adentraban en los montes, muy cerca de Morelos, y ahí cortaban los árboles. Ahora ya les vale, los vemos transitar a diario, uno tras otro llevando troncos recién cortados. Y la misma policía los ve, pero no les dice nada, no los detienen. Y los restos los vienen a tirar en la carretera
, explicó un comerciante de la zona, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
Una de las áreas más afectadas, dijo, es la de las lagunas de Zempoala, un área turística donde ahora hay más zonas de claros que de sombra, debido al derribo masivo de ejemplares.
Foto Roberto García Ortiz
Camino inseguro
Mientras las autoridades investigan a organizaciones criminales por la tala ilegal entre Tlalpan y Morelos, ciclistas y motocilistas son víctimas de delincuentes sobre la vía vieja.
A diario, afirmaron vendedores de comida, auxilian a personas que fueron víctimas de robo de bicicletas u otras pertenencias, principalmente por las tardes.
La recomendación que les hacemos es que no se detengan en una zona sola, porque es muy seguro que les roben. Siempre les aconsejamos que se paren donde haya puestos de comida
, comentó una comerciante, quien hace un par de meses estuvo a punto de ser asaltada por dos hombres, quienes se alejaron al ver que se encontraba acompañada de otras personas.