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Destaca labor del editor en la era digital y refuta la extinción del libro impreso

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Proyecto “Hilanderas de papel”, de las alumnas Luisa de Santiago, Aura Carpio y Martha González, con ilustración de Perla Sánchez. Tomado de su Memoria de investigación-producción del diplomado de la FAD-UNAM
20 de julio de 2022 09:30

Ciudad de México. El lingüista y editor Juan Carlos Rosas Ramírez visualiza un modelo dual para el destino del libro: electrónicos, pero también impresos. La relación entre los editores y los lectores determinará la temporalidad de las librerías. Se trata de un baile de dos, pero también hay coreografías en las que participan más implicados.

Convencido de que en plena era digital, los editores continúan cumpliendo funciones vitales para facilitar la comunicación entre los autores y los lectores, el lingüista Juan Carlos Rosas Ramírez impartirá un curso virtual junto con un grupo de colegas especializados en la gestión editorial, cuya finalidad es que los participantes conozcan todo el proceso, desde la búsqueda, generación o recepción de manuscritos hasta la impresión y distribución de los ejemplares.

Organizado por la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la Universidad Nacional Autónoma de México, el diplomado en producción editorial (con opción a titulación) se realizará los viernes y sábados, a partir del próximo 2 de septiembre, y terminará el 18 de febrero de 2023.

El editor es un intermediario muy importante entre el generador del contenido y el lector por muchas razones: el editor selecciona los mejores materiales, confirma datos, ayuda con la verosimilitud de la información que se entrega, además de colaborar en la legibilidad de los textos, explica Rosas Ramírez en entrevista con La Jornada.

“La producción editorial es muy vasta, ya lo era desde antes de la llegada del eBook. Es importante que las personas que tengan interés en producir libros conozcan cada uno de los pasos implicados en su elaboración para contar con mejores herramientas, con el fin de que su difusión sea exitosa. Más allá de eso, considero que entre más contenidos se produzcan, se debe hacer una mejor edición.

“Con la explosión de los contenidos en Internet y la facilidad de acceder a muchísima información, se creyó que los editores perderían su trabajo; sin embargo, con los años se ha demostrado que éstos siguen vigentes.

Precisamente, en esa misma línea de pensamiento se pronostica que el libro en formato físico va a desaparecer, lo cual me parece improbable, nunca se va a extinguir, quizá cambien los materiales, como ya ha pasado en otras épocas. Tampoco creo que perdamos a los editores, sólo van a transformar la manera en que trabajan, lo cual es muy evidente en esta revolución digital.

Mercancía y rentabilidad

Editor, licenciado y egresado de la maestría en lingüística por la Universidad Autónoma Metropolitana, Juan Carlos Rosas Ramírez (Ciudad de México, 1976) puntualiza que los libros son inherentes a las mercancías, aunque es complejo tratar de ahondar en los porqués.

“A los editores les importa vender su mercancía porque con esa transacción son rentables. Sin embargo, antes de pensar en ésta, analizan su contenido y ese proceso puede durar años, incluso décadas. Cuando finalmente hay un libro publicado, la expectativa es que el trabajo anterior tenga una recompensa con su venta.

“Lo mismo sucedería con una publicación digital; en lugar de contar los ejemplares vendidos se cuentan las descargas que se hicieron de cierto título. No veo nada de malo en que haya una retribución.

“Claro que si el libro no se vende (en ambos formatos), pero su contenido es bueno o responde a intereses que, en teoría, están por encima de las condiciones del mercado, sería mejor que su edición fuera cubierta con algún subsidio, para no tener preocupados a los contadores.

“Varias editoriales privadas subsidian algunos títulos, lo que ocurre cuando un editor está convencido de que su contenido debe difundirse por una multitud de intereses, de los más loables, caprichosos o ideológicos, y, eventualmente, tiene que preocuparse porque otros libros se vendan para cubrir los costos del que, de antemano, se sabía que no generaría las grandes ventas.

“La cuestión es que el mercado del libro (sin duda) se cuece aparte, lo mejor es que éste se venda de inmediato; sin embargo, hay títulos que agotan una edición en cinco o 10 años, tiempo en el que hay devolución de ejemplares de las librerías y se deben almacenar, pero hay editoriales que no pueden o no quieren asumir esos costos.

“Mi creencia es que las editoriales tradicionales, aludiendo a aquellas que se dedican a imprimir obras impresas, pueden funcionar con un modelo dual: introduciendo libros electrónicos con todos los modelos de negocio habidos y por haber si quieren encontrar nuevos caminos para ser rentables.

La relación entre los editores y los lectores determinará la temporalidad de las librerías. Un editor puede tener una muy buena propuesta de libros impresos y generar un público que los compre. Por su parte, el lector también puede exigir más libros electrónicos, y el editor responder a esa demanda, o no. En resumidas cuentas, es un baile de dos, pero también hay otras coreografías en las que participan más implicados, concluye.

Con costo de 20 mil 600 pesos para participantes nacionales, y de 26 mil 780 para los internautas extranjeros, el cierre de inscripciones para cursar el diplomado de producción editorial será el 7 de agosto. Los requisitos del curso, así como el temario y los perfiles de los docentes que participan, se puede consultar en https://bit.ly/3nYslrW

 

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