Ciudad de México. Moisés Gutiérrez tenía templado el pulso. Dos veces sacudió el bate para hacer estallar ese sonido de tabla seca en un par de jonrones que fueron cruciales en la victoria 17-7 de Diablos Rojos sobre Bravos de León, para poner la serie a un juego por bando. No sólo era un resultado necesario para cortar una racha de tres partidos perdidos en casa, sino también porque la temporada está a tres semanas de terminar y no pueden permitirse más tropiezos.
El bateo escarlata volvió a sacar el barco a flote. Un ataque abultado sobre todo en dos innings donde timbraron diez veces. Además, la defensiva estuvo fina, cuidaron la pizarra, dieron espectáculo y evitaron descalabros. Y aunque en el pitcheo aún no encuentran el equilibrio urgente para pensar en el campeonato de forma sólida, cuando logran apagar el fuego pueden mantener a salvo el montículo.
El “Mollete” Gutiérrez fue el héroe de la tarde. No sólo bateó cuadrangular en dos ocasiones, sino además pisó el plato tres veces y empujó cinco carreras. Un resultado que pone a los escarlatas con números de 34-31 y deja a los Bravos con 24-47.