Ciudad de México. Cada año, 3 millones de personas mueren por enfermedades laborales en el mundo, muchas más que las que fallecen por conflictos, señaló Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Ante este escenario, y frente a representantes del sector patronal y sindical, resaltó la importancia de que México ratifique el Convenio 187 para la seguridad y salud en el trabajo.
Al participar en un diálogo tripartito con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), el dirigente del organismo internacional dijo que la pandemia de Covid-19 nos ha obligado a enfocar nuestra atención sobre cuestiones de salud y seguridad en el trabajo.
“La realidad de este mundo del trabajo de hoy es que casi 3 millones de personas cada año mueren por culpa del trabajo, del trabajo que hacen o que han hecho en su vida, la gran mayoría por culpa de las enfermedades profesionales.
“Es una situación inaceptable, muchas más personas mueren por culpa del trabajo que por conflictos”, expuso Ryder.
La ratificación del instrumento internacional llevará a prevenir lesiones, enfermedades y muertes ocasionadas por el trabajo, a través del desarrollo de una política pública y programas que permitan proteger adecuadamente la vida y la salud de los trabajadores.
La STPS explicó que para cumplir con el Convenio 187 los estados miembros de la OIT tienen que cumplir tres elementos sustantivos: el primero es la elaboración de un diagnóstico nacional de seguridad y salud en el trabajo, basado en una investigación de las condiciones laborales de los centros de trabajo que prevalecen en todo el territorio nacional, con el conocimiento de las actividades que ejecutan dependencias federales y estatales en materia de trabajo y previsión social, salud y medio ambiente así como los programas y acciones que realizan conforme a sus propias leyes y reglamentos.
Posteriormente se debe establecer un Sistema Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, en el cual, una dependencia del Gobierno Federal tendría la encomienda de dirigir los esfuerzos a fin de que el resto de las dependencias o instituciones involucradas, así como los gobiernos en las entidades estén alineadas a la política y acciones que se instrumenten en el marco de dicho sistema.
Finalmente, el tercer elemento, es el establecimiento de un Programa Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, que incorpore las actividades de cada dependencia e institución de corte federal que en el ámbito de sus atribuciones vaya a realizar.