Villa Corzo, Chis. Como si en su oficio llevara la penitencia, Rosa Guadalupe Pinto Rodríguez hizo circo, maroma y teatro para cumplir su “ilusión” de entregarle al presidente Andrés Manuel López Obrador, un documento para solicitarle que le arreglen su casa que quedó “inhabitable” desde el sismo del 7 de septiembre de 2017.
“Como 10 veces” había intentado hablar con el presidente para pedirle que le ayude a componer su vivienda de cuatro metros de ancho por diez de fondo, ubicada en la ampliación de la colonia El Congal, de Tuxtla Gutiérrez, pero no había tenido suerte.
Como pudo, durante la visita que el presidente realizó este domingo al ejido Revolución Mexicana, municipio de Villa Corzo, a sus 68 años, Rosy Mari, como es su nombre artístico en su circo, se abrió paso entre personal de seguridad y decenas de pobladores hasta quedar frente a frente a López Obrador, a quien le entregó un sobre amarillo.
—Este es mío, soy de Tabasco, pero radicada acá —le dijo minutos antes de que López Obrador se bajara de la camioneta para encabezar el acto de inauguración de una sucursal del Banco del Bienestar.
—Está bien paisanita —le contestó el presidente.
—Se cayó mi casa y no me la han compuesto desde el 2017. Ahí dice mi nombre atrás. Se lo suplico, por favor.
—La van a atender —continuó el ejecutivo federal.
Una vez que la camioneta avanzó, la mujer exclamó emocionada al borde de las lágrimas: “Lo logré. Lo logré. Me dijo paisanita. Sólo los pochitecos que nos conocemos decimos así; así nos decimos los tabasqueños. Ya lo había intentado como diez veces. Fui a México, a Palenque y a otros lados en los que había estado y nada. Ahora me regreso con esperanzas; ojalá y Dios quiera que escuche mis ruegos y súplicas el presidente”.
Poco antes había dicho que “el problema que le expongo al presidente es que mi casa quedó en pérdida total; aquí lo dice claro (mostró unos documentos). Fueron los arquitectos y le pusieron pérdida total y con el sismo del 19 de septiembre de ese año se cuarteó más la casa y se cayó más la loza. Ya fui a ver al presidente a México y no me dejaron entrar. No pude. Mi ilusión ahora es ver si puedo hablar con él y entregarle personalmente este documento. Tengo pruebas de que la casa está destruida. Necesito 120 mil pesos para arreglarla”.
Como lo ha hecho con gobernadores y presidente de la república, aseguró que este domingo estaba lista para cantarle una canción (Viva México) a López Obrador, con tal de que la atendiera, pero no fue necesario. “Sólo quiero que me den la oportunidad de que yo me arrime”, había dicho.
Antes contó en entrevista que ella nació “echando maromas”, en el circo de su padre, cuya tradición, que viene desde su abuelo, ha continuado junto con sus hermanos e hijos. “Tres hermanos hicimos sendos circos. Tenemos trapecistas, cantantes, bailarinas, acróbatas, malabaristas, alambristas. De todos un poco”.
Abundó: “Tengo 68 años, hasta chimuela ando ya por uno u otro motivo, pero si usted pregunta por el circo de Rosy y Mary, que soy yo, le van a dar razón porque soy muy conocida aquí, y le he cantado a gobernadores y presidentes”
—¿A todos los presidentes quiere igual?
—No. No porque sea barbera, pero se lo voy a decir porque sé que lo va a escuchar: soy nativa de Frontera, Centla, Tabasco, soy pochiteca igual que nuestro presidente. Por eso en este papel le mando a decir que le pido su ayuda de su paisana la pochiteca, nacida en Tabasco y crecida en Chiapas”.
Expresó que “el circo de los hermanos Piller es conocido en todo Chiapas y más allá. Le aseguro que si subo a cantar va a oír cómo me van a gritar: ‘Que cante Rosy y Mary’; así me lo han hecho cada vez que subo, y a capelo me las aviento cuando no tengo mariachi ni grupo norteño. ¡Qué me duran las quemaduras! El puro ardor. Je, je”.
Antes de que hablara con el presidente había manifestado que “sinceramente, lo que está haciendo López Obrador no lo ha hecho ningún cabrón. Yo si soy pelada (…) es buenísimo presidente, como pocos. Yo soy afín a la mañanera. Ya estoy recibiendo el apoyo de tres mil 850 pesos del programa de adultos mayores. Estoy contenta, pero pido que me ayuden con mi casita. No le pido que me paren una residencia, pero cuando menos que me la arreglen y quede habitable; ya tengo 18 años de viuda, sola batallando con mis cuatro hijos: Norma Patricia, Juan José, alias el Payolín, Susana Alejandra y Laura Liliana y de ahí, 14 nietos, 12 bisnietos y uno que viene”.