Ciudad de México. Los subsidios a los precios de los combustibles han tenido un efecto “importante para que la inflación no aumente a dos dígitos”. Sin ellos “muy probablemente estaría encima de 10 por ciento”. Sin embargo, llevarán a un aumento en el déficit público al no ser compensados por los ingresos petroleros, advirtió Renzo Merino, analista principal de Moody’s para México.
El analista justificó la baja de calificación a México publicada la semana pasada. Los principales factores que pesaron en la acción de Moody’s fue la iniciativa de reforma eléctrica, rechazada por el Congreso hace tres meses, así como la proporción de ingresos que absorbe el pago de intereses de la deuda, exhibió en conferencia de prensa.
El 8 de julio Moody’s redujo la nota crediticia de México, de Baa1 a Baa2, y cambió la perspectiva de negativa a estable. El deterioro en la calificación se debe al pasivo contingente que puede representar Petróleos Mexicanos (Pemex), a que el país ha perdido capacidad para recuperarse de las crisis y a que la estructura de gastos cada vez permite menos ajustes, adelantó la firma en un comunicado.
Merino reconoció que en el marco de la pandemia de coronavirus Moody’s ha realizado diversos ajustes en las calificaciones de riesgo crediticio de países emergentes. Actualmente la evaluación de México se ubica por arriba de economías similares, como Brasil —con la cual comparte ser una de las economías más grandes de América Latina— , incluso India, que tiene una de las tasas de crecimiento más altas en el mundo.
El analista dijo que si bien el manejo fiscal y monetario de México se ha mantenido prudente desde administraciones pasadas hasta la actual, la calificadora de riesgo encuentra en una reforma rechazada hace tres meses uno de los principales argumentos para advertir que la dinámica de inversión ha ido a la baja y “una economía más débil complicará el manejo fiscal”.
Agregó que la capacidad de recuperación de la economía mexicana a esos choques fuertes se ha visto mermada y su fortaleza fiscal se encuentra más en línea con países también valuados en Baa2, calificación que, de acuerdo con Merino, México mantendrá el resto de la administración de Andrés Manuel López Obrador, sin perder el grado de inversión.
El analista recalcó que si bien la deuda como proporción del producto interno bruto (PIB) no se ha disparado, los intereses que absorbe su pago se encuentran por arriba de economías similares y éstos aumentarán a medida que lo hacen también las tasas de interés.
México entrega 11 por ciento de sus ingresos al pago de intereses, lo cual está por arriba del promedio de 7.5 por ciento de economías con una valuación de Baa1, incluso del promedio de 9.1 por ciento, en las de Baa2, contextualizó Merino para explicar por qué la baja de calificación al país, una acción que incrementará los costos del financiamiento.
Merino reconoció que como parte de las medidas anunciadas por el gobierno federal para reducir la inflación, el subsidio a los combustibles tiene un efecto evidente, pero también contribuirá a que el déficit fiscal —la insuficiencia de ingresos frente a gastos— sea de 3.6 por ciento del PIB este año, por encima del 3 por ciento calculado previamente.
Explicó que al inicio del choque inflacionario a nivel mundial, agudizado por la guerra en Ucrania, se preveía que los ingresos petroleros compensarían casi en su totalidad la renuncia recaudatoria del impuesto especial sobre producción y servicios a gasolinas. “Ahora creemos que dada la dinámica en que el precio de los combustibles han aumentado a un ritmo mayor al de petróleo, habrá presiones adicionales”.