Ciudad de México. Aunque se haya tratado de un personaje involucrado en delitos de lesa humanidad, la muerte del ex presidente Luis Echeverría Álvarez no es motivo de felicidad para quienes fueron perjudicados por sus actos, puesto que falleció en la impunidad y sin haber sido enjuiciado, señaló Juan Carlos Mendoza, integrante del Comité Eureka.
“Ya nos ha pasado con otros represores, aunque este es más sentido: siempre hay un hueco de emociones, porque nos hemos cuidado mucho de no ser como ellos, de no replicar ideas de exterminio y muerte. El mundo por el que peleaba mi papá era uno donde el rencor no tenía cabida”, señaló el hijo del luchador social Juan Carlos Mendoza Galoz, desaparecido el 30 de diciembre de 1981.
En entrevista con La Jornada, Mendoza enfatizó que “no te puedes alegrar de la muerte de ninguna persona, aunque Echeverría encarna ese enojo, esa rabia que tenemos contra un sistema político hecho para preservar la impunidad y el terrorismo de Estado como forma de gobierno”.
Los intentos de enjuiciar a Echeverría por genocidio y otros delitos graves, dijo, “eran la posibilidad de enjuiciar a alguien y encontrarlo culpable. Mientras se perpetúe la impunidad, la justicia no se alcanza y una sociedad basada en leyes no sirve como forma de organización humana”.
Por tal razón, insistió Mendoza, “no puede haber alegría por la muerte de Echeverría. Hay cierta desazón, porque debió haber enfrentado a la justicia y encontrar una sentencia equiparable al genocidio que cometió el 2 de octubre de 1968.
“Ahora queda un pendiente, porque en este momento, ¿cómo podemos a mandos medios, a las manos ejecutoras disfrazadas de tropa, pero que son igualmente responsables de actos de desaparición forzada o de ejecución extrajudicial?”, se preguntó.
Este tema es especialmente grave en la actualidad, alertó, porque “el Ejército es el principal perpetrador de crímenes de Estado, y ahora está tan exaltado y le quieren agregar monumentos y leyes de impunidad”.
Si bien es cierto que en sus últimos años Echeverría “no fue el todo poderoso que fue alguna vez, eso tampoco nos alivia, porque siguió viviendo en el privilegio económico y político y engendró una casta en el poder que sigue beneficiándose de esta vida criminal.
“Tenemos claridad de que perdemos algo como país al no haberlo enjuiciado, al permitir que falleciera sin haber sido juzgado adecuadamente. Tampoco te digo que sea una noticia que me entristezca, porque hay ciertos personajes que vician el ambiente, pero no es una noticia de la cual nos debamos alegrar”, puntualizó.