James Comey, director del FBI hasta su destitución en 2017, y Andrew McCabe, adjunto de Comey y sustituto temporal tras la marcha de este, fueron sometidos a auditorías del Servicio de Impuestos Internos (IRS) mientras el multimillonario republicano estaba en la Casa Blanca.
Tan solo unos miles de estadunidenses escogidos al azar deben pasar estas revisiones. Las probabilidades de que le tocara a Comey en 2017 eran de una entre 30 mil, mientras que en el caso de McCabe en 2019 eran de una entre 20 mil.
La noticia, publicada por primera vez en The New York Times, suscitó dudas sobre cómo estos dos hombres, enemigos de Trump que dirigían la principal agencia de policía estadunidense, fueron seleccionados.
Trump despidió a Comey en 2017 y pidió que lo arrestaran por traición, después de que llevara a cabo una investigación que vinculaba al entonces presidente con Rusia.
"No sé si ocurrió algo inapropiado, pero después de saber lo inusual que fue esta auditoría y lo mucho que Trump quería perjudicarme durante ese tiempo, tenía sentido tratar de averiguarlo", dijo Comey en una declaración al Times.
McCabe, director interino del FBI tras la destitución de Comey, fue despedido por acusaciones de mentir a los investigadores, pese a que nunca se le impusieron cargos.
La Agencia Tributaria confirmó en un comunicado que su máximo responsable pidió que se iniciara una revisión para esclarecer el asunto.
"Es ridículo y falso sugerir que los altos funcionarios del IRS, de alguna manera, se dirigieron a individuos específicos para las auditorías", dijo la portavoz del organismo tributario Jodie Reynolds.
La auditoría de Comey duró más de un año y se descubrió que él y su esposa habían pagado en exceso sus impuestos federales sobre la renta de 2017 y obtuvieron un reembolso de 347 dólares.
Por su parte, McCabe informó a The Times que él y su esposa habían pagado una pequeña suma que se descubrió que debían.