Con el primer Bad hombre, Antonio Sánchez empezó a experimentar alrededor de nuevos límites musicales. Ya entonces tenía la intención de poner el énfasis de su música en la batería, pero todavía conservaba un esquema asentado en el jazz. Por aquella época, el músico llevaba ya varios años desarrollando una carrera en torno al estilo originario de Nueva Orleans, y su nombre se había dispersado por todo el mundo gracias a su participación como autor del distintivo score en la película Birdman de Alejandro González Iñárritu.
A partir de entonces, las posibilidades de Antonio se ampliaron. El baterista se había dado cuenta de que era posible hacer música de muchas otras formas. Antes generalmente me ponía a componer en mi piano. Escribía las partes para el bajo, para el saxofón, para el piano, las ensayábamos, las grabábamos y luego nos íbamos de gira; ese era el proceso
, explicó Sánchez en entrevista.
Aunque ese era un proceso que el músico disfrutaba, sobre todo ir viendo cómo va creciendo la música conforme la vas tocando día a día, enfrente de diferentes personas
, señaló, además Antonio podía experimentar en un estudio propio, sin presiones de tiempo y a su ritmo. Más que pensar en canciones, el baterista tenía en la mente vibras. Lo quería ver como si fueran pedazos de energía lo que yo traía, diferentes energías que pudiera aplicar a las improvisaciones de batería
, detalló.
Con el tiempo, la intención de continuar experimentando permaneció en el músico, sólo que esta vez quería llevar las cosas un paso más allá. No quería tener gente de jazz, quería salirme completamente de la cuestión de este género porque siento que he estado muy involucrado en el desde hace mucho tiempo, y me daban muchas ganas de probar algo distinto
, contó Sánchez.
Con esa perspectiva surgió Shift. Bad hombre vol. II, un disco en el que Antonio colabora con músicos de los más diversos géneros, como Trent Reznor, Rodrigo y Gabriela, Lila Downs , Ana Tijoux, Dave Matthews, Pat Metheny, Meshell Ndegeocello y con su abuelo, el mítico actor Ignacio López Tarso, entre varios más. Pero esa resolución acerca de las colaboraciones tendría su propio proceso. Estando en la Ciudad de México, el baterista fue a ver un concierto de Silvana Estrada, y en el momento en que la cantautora veracruzana interpretó, sólo con su cuatro, El agua y la miel, Sánchez quiso saber si podía lograr una mezcla armónica que uniera ambos estilos.
Estrada cedió su canción a Sánchez, y cuando el baterista tuvo una propuesta, la cantautora estuvo complacida con el resultado. A partir de entonces Antonio comenzó a pensar en otros músicos que le gustaban y a quienes su trabajo pudiera gustarles. Creo que este disco no hubiera existido, por lo menos de la manera en que existe ahora, si no hubiera sido por la pandemia
, admitió el mexicano refiriéndose a las personas que pudieron aceptar su propuesta.
“A todos los artistas les di la opción de que fuera algo nuevo, algo viejo, o una maqueta. Yo le decía: ‘si tienes un verso y unas cuantas palabras, con eso puedo trabajar’, porque quería experimentar”, explicó. De esa manera, Antonio recibió muy diversas propuestas, desde rock industrial hasta hip hop, pasando por música regional, sin embargo, todas ellas fueron unidas por medio del prisma de un músico que lleva ya décadas dedicándose al jazz. Fue una manera de reimaginar el material que se me dio, mantener la esencia intacta, que es lo que quería, pero reimaginarlo de tal manera que la voz y la batería fueran los dos elementos protagónicos
, detalló el músico.
La batería como una herramienta de producción
Antonio también quería lograr algo especial con Shift. Bad hombre vol. II: “utilizar la batería como una herramienta de producción, porque muchas veces los discos que están muy bien producidos –siempre pongo el ejemplo de So, de Peter Gabriel– cuando los escuchas hay una cantidad de capas, de teclados, de voces, de guitarras, de bajos, de percusión; pero generalmente distingo una sola batería”, indicó el intérprete.
Por qué no puedo utilizar la batería como una herramienta de producción igual que se utilizan teclados, o voces; hacer un montón de capas diferentes, con diversos sonidos y ritmos; que pueda ir poniendo uno enfrente de otro; y que de repente suene a una batería monstruosa que ni siquiera entiendes por qué está sonando así, pero entiendes que es algo más que sólo una batería. Quería lograr ese efecto, como si fuera una ilusión sonora
, abundó el baterista.
Gran influencia de Ignacio López Tarso
El nuevo álbum de Antonio Sánchez no sólo está unido por el sonido de su batería y su estilo de producción, la apertura y el cierre son dados por una de las más grandes influencias del músico: su abuelo el actor Ignacio López Tarso. Del actor, el baterista aprendió a seguir su pasión, porque el crecer viendo a alguien que amaba tanto lo que hacía, que es la actuación, lo que hace todavía, ver eso para mí fue muy impactante
, relató, toco la batería y la voy a seguir tocando me vaya como me vaya, no es como que esté buscando hacer otra cosa
.
Igual que en su anterior Bad hombre, López Tarso tiene un espacio. Lo que se me ocurrió fue escribirle versos a mi abuelo para que los dijera, como si estuviera diciendo un corrido e invitando a la gente a escuchar el disco, y a que abran sus oídos
, describió. El actor aparece a modo de maestro de ceremonias, me lo imaginaba como si estuviera en el centro de una plaza en México, donde se oye al camotero, y se oyen las campanas de la iglesia, y de repente se oye la voz de mi abuelo que está invitando a todo el mundo a entrar
, dijo el músico.
Los sencillos I Think We'e Past That Now, junto a Trent Reznor y Atticus Ross; y Mi Palabra, hecho en colaboración con la rapera chilena Ana Tijoux; ya están disponibles en plataformas de streaming. A mediados de este mes se publicará otro tema en colaboración con la cantante neozelandeza Kimbra, y el disco completo se estrenará en agosto.