Moscú. Mientras el ejército ruso sigue avanzando en la región de Lugansk, donde concentra la mayor parte de sus fuerzas, Ucrania se anotó este jueves un tan simbólico como significativo triunfo al recuperar la pequeña isla de las Serpientes, a 35 kilómetros de la costa ucrania en el mar Negro, ocupada por los rusos desde el 24 de febrero anterior, en una de sus primeras incursiones exitosas.

La importancia de este pequeño pedazo de tierra a 140 kilómetros de los puertos de Odesa y Nikolayev reside en que desde ahí Rusia hubiera podido instalar sistemas de defensa antiaérea y de misiles de alcance medio que, una vez retiradas las minas en torno a los accesos a esos puertos, facilitarían la operación de desembarco ruso que hasta ahora, cuatro meses después, no ha podido llevarse a cabo.

El ejército ucranio dio a conocer que, durante varios días, atacó con misiles y artillería la isla de las Serpientes, lo que motivó que los sobrevivientes del cuartel ruso emplazado ahí abandonaran la isla de manera precipitada en dos lanchas rápidas que acudieron en su ayuda.

El ministerio de Defensa rusa, de su lado, informó este jueves que el retiro de sus fuerzas de la isla de las Serpientes es “un gesto de buena voluntad”, misma explicación que dio cuando se replegaron de las regiones de Kiev, Chernigov y Sumy, en el norte de Ucrania.

“Con ello mostramos a la comunidad internacional que la Federación Rusa no entorpece los esfuerzos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) por organizar un corredor humanitario para la salida por mar de la producción agropecuaria del territorio de Ucrania”, indica su comunicado.

“Esta decisión no permitirá a Kiev seguir especulando con el tema de una inminente crisis alimentaria, argumentando que no puede sacar sus cereales por el control de Rusia en la zona noroccidental del mar Negro”, agrega.

Por simple coincidencia, este mismo jueves salió del puerto de Berdiansk, en la región de Zaporiyia bajo control ruso, el primer buque mercante con cereal ucranio con destino a “países amistosos” no identificados, dando un nuevo argumento a la parte ucrania que se queja del “saqueo ruso”, que según Kiev alcanza ya “cerca de 400 mil toneladas de granos”, acusación que Rusia rechaza.

Nueva controversia

Sigue sin resolverse la controversia de Rusia con Lituania, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por el cierre parcial del tráfico de mercancías entre el enclave ruso de Kaliningrado y el resto de Rusia como parte de la lectura lituana del sexto paquete de sanciones de la Unión Europea (UE), y el Kremlin ya tiene un nuevo problema con otro país de la OTAN, Noruega, por razones similares esta vez respecto a la zona minera que explota la compañía rusa Artikugol en la isla de Spitsbergen, en el archipiélago ártico de Svalbard.

Rusia espera que Noruega, como lo enfatizó en la nota de protesta que entregó el miércoles anterior a la Encargada de Negocios a.i., Solveig Rossebo, levante la prohibición de suministrar mercancías, cerca de 20 toneladas de comestibles, equipos médicos, materiales de construcción y refacciones automovilísticas, para los 500 mineros rusos que viven en el poblado de Barentsburg.

"Exigimos que la parte noruega solucione el problema lo antes posible. Estas acciones inamistosas contra Rusia conducirán inevitablemente a las correspondientes medidas de respuesta", advirtió la Cancillería.

Rusia considera que Noruega viola el acuerdo de París de 1920 que reconoció la soberanía noruega sobre el grupo de islas que conforman ese archipiélago, el más septentrional del país en medio del Océano Glacial Ártico y con sólo tres islas habitables (Spitsbergen, Oslo y Hopen, que suman no más de 2 mil pobladores entre las tres) y, a la vez, permite que las expediciones que tenían Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Países Bajos, Rusia (que todavía no se había convertido en Unión Soviética, pero ya tampoco era zarista) y Suecia siguieran intentando explotar las minas de carbón, principal riqueza de las inhóspitas islas.

Con el paso de los años, los rusos se quedaron y hasta abrieron un consulado general en Barentsburg, pero acabados los tiempos de convivencia pacífica con la OTAN, cuando Rusia pasó de “socio estratégico” (Lisboa, 2010) a “amenaza significativa y directa” (Madrid, 2022), Spitsbergen se está convirtiendo, para Rusia, en un sitio estratégico y, para la alianza noratlántica, en un lugar donde no deben estar los rusos.

Rusia confía en que se concreten las señales que ha recibido desde Bruselas y la semana próxima se resuelva la controversia con Lituania, en caso de que ésta ceda y haga suya la propuesta de la UE en el sentido de que Kaliningrado forma parte de Rusia y, por tanto, no deben aplicarse las sanciones a las mercancías desde territorio ruso al no tratarse de operaciones de comercio internacional.

Quienes conocen de esto, piensan que la sugerencia de la UE a Lituania podría crear un precedente y facilitar que el desencuentro entre Rusia y Noruega, que de por sí dispara la tensión con la OTAN, no termine en un conflicto armado.

El presidente ruso, Vladimir Putin, todavía desea capturar la mayor parte de Ucrania, pero sus fuerzas están tan deterioradas por el combate que probablemente sólo puedan lograr avances graduales en el corto plazo, según un oficial de alto rango de la inteligencia de Estados Unidos. Vía Graphic New