Xalapa, Ver. Suman 40 las identificaciones de personas de entre los restos humanos localizados en las fosas clandestinas de Colinas de Santa Fe y Arbolillo, informó el Colectivo Solecito Veracruz, durante su participación en la Octava Conferencia Flobal de la Red Internacional de Académicos del Genocidio (INoGS), que se desarrolla en el Museo Memoria y Tolerancia.
“Se trata de 40 personas que ya han sido identificados con el trabajo de la Guardia Nacional y que ya regresan a su casa, y eso es bueno. Pero también sabemos que es un trabajo mínimo 40 cuerpos de un total de casi 400 es un porcentaje que no nos da satisfacción”, dijo Lucía Díaz Genao, fundadora del Colectivo.
De las 40 identificaciones, 11 han sido realizadas en lo que va del 2022, y 6 corresponden a la fosa de Arbolillo y 5 a Colinas de Santa Fe.
En Veracruz el hallazgo en 2016 de la fosa clandestina Colinas de Santa Fe, donde fueron localizados 305 cráneos humanos y más de 22 mil fragmentos óseos, y la ubicación en 2020 de la fosa de Arbolillo, donde se encontraron 72 cuerpos, fue parte del trabajo de búsqueda del Colectivo Solecito.
Rosalía Castro Toss, quien busca a su hijo Roberto Carlos Casso Castro desaparecido en diciembre de 2011 e integrante de Solecito, dijo durante su participación en el foro, que en Veracruz quienes buscan a los desaparecidos son las familias, mientras las autoridades permanecen omisas.
“En México no se investigan las desapariciones de personas, el expediente por la desaparición de mi hijo tiene 80 tomos, de los cuales yo he aportado el 90 por ciento. Si las madres no nos ponemos zapatos por nuestros hijos, las autoridades no los van a buscar”, expresó Rosalía Castro.
Como un ejemplo de la negligencia de las autoridades al abordar casos de desaparecidos, señaló que, a diez años de la desaparición de su hijo, apenas hace unos meses le hicieron el análisis de contexto.
“Las autoridades cometen muchas atrocidades y omisiones, en mi caso ni siquiera querían tomarme la denuncia por desaparición; y cuando el tiempo pasa, y no localizan a nuestros hijos, nos comienzan a etiquetar como que “somos casos de larga data”, pero nosotros no tenemos la culpa de que esos no investiguen”.
Flor Suárez, quien busca a su hijo Daniel Suárez desaparecido en 2014, coincide con Rosalía Castro en que las autoridades de los tres niveles de gobierno están rebasadas por los casos de desapariciones.
“Yo me uní a Solecito después de un año y medio de la desaparición de mi hijo, cuando me di cuenta que había pasado tanto tiempo y las autoridades no tenía ningún avance en el caso”, dijo, y agregó que “en México somos las madres las que investigamos, somos nosotras las que vamos a excavar la tierra”.
A casi ocho años de la desaparición de su hijo, “apenas hace un año me pidieron la computadora de mi hijo para revisar y ver si ahí había alguna pista de su desaparición”.
Durante su participación en la conferencia de la red de académicos del genocidio, Lucía Díaz, quien busca a su hijo Luis Guillermo Lagunes Díaz desaparecido en 2014, dijo que en México los datos oficiales hablan de 100 mil desaparecidos, “pero nosotras creemos que deben ser más de 400 mil porque nunca se ha hecho un esfuerzo por tener un registro confiable de las desapariciones”.
Señaló que frente a los casos de desaparecidos lo que prevalece es la impunidad, “en el país el 97 por ciento de los delitos prevalece en la impunidad, no existe la justicia”. Tampoco hay rendición de cuentas, dijo, “nadie revisa que quien comete un delito pague, y mucho menos se fiscaliza que un funcionario haga una investigación exhaustiva”.
“Mientras en México no se encuentre a los desaparecidos, el país no puede hablar de estado de derecho”, dijo Lucía, ante académicos expertos en temas de Genocidio, procedentes de países como Argentina, Guatemala, Colombia, Francia, y Estados Unidos, que participan en la Octava Conferencia Global de la Red Internacional de Académicos del Genocidio (INoGS) “Una noche de más de 500 años: voz, memoria y dignidad en América Latina.