Chihuahua, Chih. Entre llanto y aplausos, los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar son sepultados esta tarde en el atrio de la parroquia San Francisco Javier, en Cerocahui, con un ritual cristiano y una ceremonia tradicional rarámuri, en el mismo lugar donde prestaron servicio religioso durante décadas y fueron asesinados presuntamente por José Noriel Portillo Gil El Chueco, el lunes de la semana pasada.
Esta tarde se realizaba el funeral en la parroquia San Francisco Javier, después de una misa de cuerpo presente oficiada por el obispo de la Diócesis Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, y por el provincial de la Compañía de Jesús, Luis Gerardo Moro Madrid, a la cual acudieron la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, y la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes en representación del presidente López Obrador.
En un mensaje al finalizar la misa, Luis Gerardo Moro comentó que el asesinato de Javier Campos Morales y de Joaquín Mora Salazar recuerda al magnicidio de monseñor Óscar Arnulfo Romero en El Salvador, en 1980, “aquí ofrecieron su vida en sacrificio, un sacrificio que nos recuerda el sacrificio de nuestro Señor Jesús, de monseñor Romero, y tantos que han dado la vida por el pueblo”.
El obispo de la Tarahumara, Juan Manuel González pidió que la muerte de los jesuitas sea motivo de esperanza para la reconstrucción del tejido social “no echemos culpas juzgando y señalando como lo hacían los escribas en tiempos de Jesús, ciertamente siendo críticos, cuando nuestras autoridades cometan errores, participativos, y valientes ante la verdad a la que nos confronta el evangelio”.
Antes y después de la eucaristía, el obispo, mujeres indígenas y sacerdotes llevaron a cabo la bendición del templo y de los féretros con el rito tradicional rarámuri de incienso y giros ceremoniales acompañados de música de violín y guitarra.
Sobre la ruptura de los jesuitas con el gobierno de Chihuahua, la gobernadora aseguró que ha mantenido comunicación con la Compañía de Jesús y “sería muy soberbio por parte del gobierno del estado pensar que podemos hacer todo, necesitamos la participación ciudadana, necesitamos de la Compañía de Jesús, de la comunidad”.