Moscú. Ante el éxodo de cientos de compañías extranjeras, en protesta contra la campaña militar rusa en Ucrania, la Duma o Cámara baja del Parlamento federal legalizó este martes las importaciones paralelas al aprobar en tercera y definitiva instancia la ley que exime a los empresas locales de cualquier tipo de responsabilidad por traer a Rusia lo que dejó de importarse aquí de modo directo.
“El propósito de esta ley es proteger la economía rusa y a nuestros ciudadanos frente a las sanciones económicas contra nuestro país. Haberla aprobado va a facilitar el comercio de los artículos y productos de la lista de importaciones paralelas y permitirá estabilizar los precios de éstos”, resumió el presidente de la cámara de diputados, Viacheslav Volodin.
A comienzos de mayo, el ministerio de Industria y Comercio hizo pública la relación de las importaciones paralelas autorizadas, que son productos legalmente fabricados en otros países que se importan sin permiso del titular de los derechos de propiedad intelectual, como define el concepto la Organización Mundial de Comercio.
En sus 23 cuartillas y 96 categorías desglosadas por códigos arancelarios figuran refacciones y componentes cuya imposibilidad de importar de modo directo se considera “crítica”, por ejemplo para aviones de pasajeros o hasta los últimos modelos de tanques del ejército.
También incluyen armas y municiones, reactores nucleares, productos farmacéuticos, barcos, automóviles y otros medios de transporte, papel y cartón, así como artículos elaborados con algodón, seda, fibras sintéticas, cobre, aluminio, plomo, cinc y estaño.
Acostumbrados a marcas extranjeras, los consumidores locales volverán a ver en las tiendas electrodomésticos, computadoras, celulares, relojes inteligentes, cámaras fotográficas, muebles, ropa, zapatos o juguetes, que ante el riesgo de desaparecer del mercado comenzaron a escasear y llegaron a alcanzar precios prohibitivos.
Al menos, la idea expuesta en la exposición de motivos del proyecto de ley “es rebajar los precios de los artículos importados en el contexto de las sanciones económicas contra Rusia”.
El gobierno ruso, ya a fines de marzo, levantó parcialmente la prohibición que, desde 2002, cerraba la puerta a las importaciones paralelas.
El titular de la cartera de Industria y Comercio, Denis Manturov, dio a conocer hace unos días que poco más de un mes –a partir de la publicación, el 6 de mayo anterior, de la lista que autoriza esa modalidad de comercio–, de acuerdo con los datos de la aduana entraron a Rusia, gracias al mecanismo de las importaciones paralelas, productos por un valor cercano a los 2 mil millones de dólares.
Un rápido repaso de la prensa rusa muestra que, desde el 24 de febrero, se fueron para siempre de Rusia o suspendieron temporalmente su presencia en el mercado local, numerosas compañías extranjeras.
En el área de automóviles, por ejemplo, Audi, General Motors, Honda, Skoda, Volvo, BMW, Ford, Mercedes Benz, Renault, Volkswagen, entre otras; Airbus y Boeing dejaron de dar mantenimiento a sus aviones en Rusia; cerraron sus tiendas, Adidas, Decathlon, Ikea, H&M, Inditex y sus seis marcas, Obi, Puma y muchos otros.
Ya no hacen negocios con este país Amazon, eBay, Nike, Colgate-Palmolive; dejaron de funcionar las tarjetas de Visa, Mastercard, American Express, el sistema de transferencias internacionales SWIFT y el de pagos de Apple, Google y Samsung.
Suspendieron actividades PayPal, Western Union, muchos bancos, consultorías, auditorías; limitaron sus ventas las farmacéuticas; cesaron suministros Apple, Dell, Intel, Cisco, Adobe, AMD, Nokia, Siemens, Sharp, Sony y otras compañías del sector tecnológico, otras sólo suspendieron actividades como Microsoft, IBM o Panasonic.
British Petroleum, Eni, Exxon Mobil y Shell, entre otras petroleras, cancelaron sus proyectos en Rusia; dejaron de operar empresas de mensajería como DHL, FedEx, UPS; se van del país MacDonlad’s, Coca-Cola, Starbucks, Lavazza y un largo etcétera.