La vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner abogó este lunes por la unidad del oficialismo, pero reclamó al presidente Alberto Fernández más énfasis para controlar la inflación y la distribución de planes sociales a los sectores más desprotegidos.
“Que nadie se preocupe, la unidad del Frente de Todos nunca estuvo ni estará en discusión. Que esto quede muy claro”, dijo la ex presidenta entre 2007 y 2015 durante un acto político que encabezó en Avellaneda, suburbio al sur de Buenos Aires.
Con esta frase, Fernández de Kirchner dejó en claro que prioriza la unidad del oficialismo por encima de las diferencias públicas que mantiene con el mandatario por el rumbo de la política económica y dio una señal al resto de las corrientes del peronismo de cara a las elecciones generales de 2023.
La vicepresidenta, no obstante, también expresó su malestar con las medidas adoptadas por el gobierno que ella misma integra para controlar la inflación, que acumula casi 30 por ciento en lo que va del año.
“Hay un festival de importaciones desde hace tiempo”, lamentó Fernández de Kirchner, en referencia a los dólares que salen del país con ese fin en un contexto de escasez de divisas, lo cual repercute en su cotización en el mercado de cambios y termina afectando a los precios de todos bienes. “Cuando el mercado atisba que no hay dólares empieza la presión por la devaluación”.
“Este es un Estado estúpido, no se articula la información”, cuestionó la exmandataria. “Creo el gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente el Banco Central, el ministerio de la Producción, que administra el comercio, y la AFIP (Agencia Federal Ingresos Públicos). Esto tiene que ser articulado, lo cual no estaría sucediendo”. Acotó que 600 empresas “explican el 75 por ciento de las importaciones, el otro 25 por ciento lo explican 24 mil empresas. No es tan difícil controlar esto”.
En otro momento de su alocución, la ex presidenta se refirió a la política social y cuestionó que el gobierno haya delegado en organizaciones sociales la distribución de planes sociales para los sectores de la población más desfavorecidos.
“El Estado nacional debe recuperar el control y auditoria de las políticas sociales, no pueden seguir tercerizadas”, afirmó la dirigente. “Eso no es peronismo, el peronismo es laburo y trabajo”.
La vicepresidenta consideró que si la desocupación en Argentina se ubica en 7 por ciento no deberían haber más de un millón de beneficiarios de planes sociales. “Hay algo que revisar. Deberíamos tener menos”.
Las organizaciones sociales de tendencia izquierdista y peronista contienen a miles de empobrecidos evitando un estallido social, pero al mismo tiempo tienen un enorme poder de movilización callejera para presionar al gobierno por más ayuda y a su vez generar malestar en el resto de la sociedad.
“No olvidemos de dónde venimos y por qué ganamos. Ganar las elecciones para no cambiar nada mejor quedarse en la casa”, concluyó la vicepresidenta.