Ciudad de México. A Ignacio Ramírez El Nigromante se le juzgó con justicia como gran poeta y gran filósofo, como un sabio profundo y como orador elocuente
, pero en el fondo, su voz fue la protesta más genuina contra los dolores, los ultrajes y las inequidades que sufría el pueblo
. Así lo describió el escritor y político liberal Guillermo Prieto (1818-1897) en el texto Una tarde sin dios en la Academia de Letrán, que ahora Jesusa Rodríguez adaptó para teatro.
La puesta en escena se presenta este fin de semana en el Complejo Cultural Los Pinos y recrea, a partir de la memoria de Prieto, cuando El Nigromante ingresó a la Academia de Letrán, la más destacada asociación literaria mexicana del siglo XIX. Tenía sólo 18 años y pronunció un discurso que cimbró a propios y extraños, sobre todo cuando afirmó frente a los más influyentes intelectuales de la época: No hay Dios; los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos
.
Sobre todo, explica Rodríguez en entrevista con La Jornada, el montaje trata sobre la censura que lo ha perseguido más allá de su muerte, porque fue muy adelantado a su época, muy brillante y honrado
.
A partir de la historia de este personaje, la también directora escénica propone que las nuevas generaciones reflexionen acerca de cómo se encuentra la situación de la libertad de expresión en el país: Toda mi vida padecí la censura, pero en este momento no existe la que sufrimos hace años. Por eso es muy interesante determinar y definir dónde está el enemigo
.
Siempre fue fiel a sus ideas
“El principio fundamental de la libertad de expresión es jamás lastimar, pero llegar a los límites. A fin de cuentas, como decía Marguerite Yourcenar, el arte es el acto de expandir los límites de la conciencia humana, y en esa expansión está la libertad de expresión. Nunca te puedes detener ni autocensurar, que es la peor de las enfermedades que se vivía en este país. Había un alto nivel de autocensura; eso es tan grave como la ignorancia.
“Oskar Panizza decía que la autocensura es la sífilis del cerebro, entonces El Nigromante es impresionante, porque fue fiel a sus ideas, y a los 18 años se adelantó a Darwin y a Nietzsche. Es un prodigio que a esa edad revolucionó su época y terminó siendo un factor importantísimo para la separación de la Iglesia del Estado”, destacó Jesusa Rodríguez.
Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada nació el 22 de junio de 1818 en San Miguel el Grande, Guanajuato, hoy San Miguel de Allende donde radica la ex senadora y también actriz, quien ha realizado en esa ciudad una importante labor de difusión de la obra de El Nigromante, fallecido en la capital del país el 15 de junio de 1879.
Al escritor, poeta, periodista, abogado, político e ideólogo liberal, considerado uno de los artífices más importantes del Estado laico, también se le conoció como el Voltaire mexicano.
El personaje me parece descomunal y también la sabiduría que surge de él
, continuó Jesusa, “por eso nos da alegría volver a presentar la obra ahora en Los Pinos. Es una pieza corta, de media hora. Hace algunos años era un sueño dorado pensar siquiera en presentarla ni más ni menos que aquí.
“A El Nigromante le tocó hacer la separación de los bienes de la Iglesia del Estado y no se robó ni un méndigo copón, hizo un trabajo impecable, y además murió muy pobre, luego de haber sido secretario de Estado en tres dependencias al mismo tiempo.
Es sensacional, un político honrado al extremo, como tiene que ser un político. Por desgracia, el discurso de ingreso de Ramírez a la Academia de Letrán está perdido, es un mito en la literatura mexicana y sólo existe el relato de escribió Guillermo Prieto que estuvo presente ese día
, concluyó la directora teatral.
La puesta en escena Una tarde sin dios en la Academia de Letrán se presenta este sábado 18 y domingo 19 de junio, a las 15 y 17 horas, en el auditorio C del Complejo Cultural Los Pinos.
Actúan: Josefina Valentini, Nuria Lara, Amanda García, Cristina Solís, Cristian Baumgarten y Armida Zepeda, bajo la dirección de Jesusa Rodríguez, con música de Liliana Felipe. Entrada libre.