El Festival del Tesechoacán en Playa Vicente, Veracruz, que desde hace 18 años propone reavivar el son jarocho, busca apoyos para realizarse nuevamente en julio próximo.
El arqueólogo Manuel Polgar, integrante de la asociación Soneros del Tesechoacán, expone en entrevista que han organizado fandangos en Xalapa y en Playa Vicente, además de recibir apoyos de habitantes de la localidad.
Aunque obtuvieron donativos del Instituto Veracruzano de Cultura, no es suficiente para costear los gastos, ya que el gobierno municipal se negó a apoyar y problemas de índole burocrática impidieron la participación federal.
Fundado en 2004, el Festival del Tesechoacán es un esfuerzo colectivo para difundir las expresiones de los pueblos; desde entonces y cada año pervive gracias a la voluntad de los pobladores, la comunidad artística, familias y pequeños comercios. De ser un pequeño festín de baile y música, fue creciendo. En los años recientes llena el escenario principal, además de que el fandango en el parque termina hasta el amanecer y muchas veces continúa a orillas del río.
En 2000, había muy poca gente que bailara y tocara
; entonces, el proyecto comunitario comenzó a buscar a las personas mayores para revalorizar este saber tradicional, ahí estaban y tocaban en sus casas
. Entonces, empezamos a recorrer la ribera del río Tesechoacán buscando viejos soneros, que volvieran a tocar, organizábamos fandangos en sus comunidades
.
Incluso, en una balsa iban viajando hasta los lugares sin caminos para los automóviles, sobre todo la llamada tierra baja de Playa Vicente. En 2005 se fundó un centro comunitario en el poblado de Miguel López; ahí la cosa explotó: niños de 10 o 15 años empezaron a bailar y a tocar, y empezó a crecer
. Ahora son muchísimos
los jóvenes que buscan persistir en la música que los antecede, del que surgió también el festival que se ha convertido en un foco de son jarocho muy importante en Veracruz
, una de las razones por las que se eligió para ser la sede de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez, donde se enseña laudería.
El Festival del Tesechoacán no es forzosamente de son jarocho, sino sobre todo es un encuentro de música mexicana
, por lo que se presentan diversos géneros, como grupos de Tixtla, Guerrero, de son de la Huasteca o de artesa, pero también de rock o cumbia; en años anteriores incluso recibieron desde Chile a Chico Trujillo y a Los Duarte.
En los dos años de pandemia no pudimos hacer el encuentro. Entonces este año es importante, porque es cumplir esta promesa que nos hicimos de volver a estar juntos y recuperar los espacios públicos; en Playa Vicente se acostumbraba amanecer zapateando.
Colectividad solidaria
Pilar cultural de Playa Vicente, el 17 Festival de Tesechoacán está programado para realizarse del 15 al 17 de julio, con conciertos, danza, teatro callejero, circo contemporáneo y tradicional, exposiciones en la casa de cultura, presentaciones de libros y materiales audiovisuales, fandangos y venta de productos locales y artesanías. Busca un espacio para la diversidad, además de que incluye a públicos infantiles y juveniles
.
En las redes sociales de los Soneros del Tesechoacán difundieron un breve video en el que hacen un llamado: Estamos convocando a que juntos volvamos a sacar adelante la realización de este encuentro que nos llena de tanto orgullo
, y reiteran: Necesitamos más que nunca de su apoyo
. También ahí se publican los datos de la cuenta bancaria para recibir donativos.
Polgar señaló que lo menos que se busca es politizar el festival, pues los gobiernos municipales de los distintos partidos siempre nos han apoyado
. Sin embargo, la presente administración dijo que no ayudaría con recursos para la próxima edición, ya en puerta.
Aunque una vez más recibieron la solidaridad de personas de la localidad, con pequeños donativos, los pocos hoteles de Playa Vicente facilitarán algunos cuartos para hospedar músicos, las señoras se han organizado para preparar los alimentos, de los cuales también recibieron donativos en especie. Además, apoyaron una marca de café, una de mezcal y otras pequeñas empresas, así como la televisión y radio veracruzana. Sin embargo, no es suficiente para costear los gastos, principalmente para el traslado de los músicos participantes.
Lo bonito de este festival es que la gente se involucra; en 2004 salíamos a la calle pidiendo cooperación, las familias daban 20 o 50 pesos. La gente sintió desde el principio muy suyo el festival, no se les impuso, y vio cómo empezó a crecer. Ahora llegan visitantes de Xalapa, de la capital del país y hasta de otros lados del mundo.