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Experimentos con realidad virtual y alucinógenos, lo que viene: Paz Soldán

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En entrevista desde Cochabamba, Edmundo Paz Soldán dijo que durante la escritura de su reciente libro quiso reflexionar sobre la construcción de lo que llamamos realidad. Foto Cortesía
10 de junio de 2022 09:43

Ciudad de México. La selva del Amazonas, lugar de la cruel explotación del caucho en el siglo XX a costa de la vida de muchos indígenas, es el sitio actual donde una compañía experimenta con sustancias alucinógenas y realidad virtual, vinculados con el acceso a información muy profunda de los seres humanos. Estos son elementos cruciales de la novela La mirada de las plantas, del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán.

En entrevista desde Cochabamba, el narrador explica que su título, editado recientemente por el sello Almadía, explora estos experimentos con “plantas enteógenas y realidad virtual, donde hay un punto que no controlas: ¿qué va a sacar de adentro de ti que quizá ni tú mismo sabías?, ¿qué ilusiones o traumas?

“La explotación del caucho en la historia latinoamericana es una de las más perversas por la cantidad de indígenas que murieron en ella en esa zona del Amazonas, en Colombia, Brasil y Perú. La mejor novela que narra esto es La vorágine, de José Eustasio Rivera. Me interesaba ver cómo se podía conectar esa historia con el lugar donde están ocurriendo los experimentos”, dice Paz Soldán

Añade que la ciencia ficción siempre tiene un lado de proyección de futuro. La realidad virtual está en su infancia, pero en 10 o 15 años la capacidad de crear simulacros que nos hagan sentir que estamos experimentando otras realidades se va a ir sofisticando.

Si bien uno de los adelantos que el autor plasma en su narración no ha sido inventada, cascos que capturan las imágenes que aparecen en los sueños, “necesitaba que ocurriera eso para ver las imágenes que producían los voluntarios en los experimentos con la sustancia alita del cielo. Ese tipo de cosas va a ser uno de los desarrollos tecnológicos de los próximos 10 o 20 años”.

En esa línea, fue ganando importancia la agenda de la compañía que desarrolla el videojuego y, “¿qué tiene que ver con la cuestión del extractivismo de datos y la forma en que tenemos hoy esta relación tan complicada con las redes sociales?

Estamos enganchados o las odiamos, porque sabemos que nos están manipulando, nos están sacando información todo el tiempo, pero a la vez nos cuesta cortar y apagar todas las redes. Es un problema actual de cómo nos situamos en frente de ellas.

Robo de deseos y sueños

Agrega que no es solamente un juego si piensas en cómo funcionan las redes sociales hoy. Facebook te ofrece cosas para que compres porque saben de tus gustos y disgustos. Pensé que ese es de los temas que a mí me interesaban: ya que estás metiéndote en lo más profundo del ser humano, ¿qué tal si logras, a través de la realidad virtual, sacar del usuario información que ni él sabe?, porque ya te estás metiendo con sus deseos, sueños y traumas más profundos.

Por otro lado, Edmundo Paz dice que quiso reflexionar sobre la construcción de lo que llamamos realidad, que “para mí es como una especie de queso gruyere, algo no tan firme; que una planta medicinal que te produce alucinaciones te puede hacer cuestionar lo que entiendes por verdad, y el videojuego, la ‘encarnación virtual’, también te puede hacer creer que estás en otra realidad.

El juego era ver cómo en estos personajes hay una especie de conflicto entre el lado más natural de las plantas, que te crean otras realidades, y el más tecnológico. Mi idea era poner esto en conflicto y ver de qué manera eso podría servirnos para cuestionar ideas muy sólidas que tenemos del yo, que al final hace que esa idea de la realidad termine medio desdibujándose en la selva.

El personaje doctor Dunn, explica el también docente, no es neutral, porque está tratando de encontrar por medio de la tecnología y las plantas medicinales una solución a su crisis personal, sobre la desaparición de sus hijos y de su mujer. Siempre que pienso en tecnología sé que no es una cuestión neutral, más bien vivimos en este mundo, donde todo el tiempo estamos inventando cosas a partir de nuestros prejuicios y búsquedas.

El novelista ubica su texto en la frontera entre Bolivia y Brasil, que ha visitado desde hace 10 años. Me fascinó esta zona donde se mezcla el español con el portugués, donde puedes cruzar la frontera para almorzar en Brasil y volver a salir, pero también la cuestión del extractivismo y la deforestación. El Amazonas es el grado cero de la crisis ambiental. En ese momento lo que estaba viendo y lo que estaba sintiendo me hizo pensar que quería escribir una novela.

Durante la escritura, recuerda Paz Soldán, fue surgiendo que “detrás del experimento, de este laboratorio brasileño, es repetir la experiencia de la sustancia alita del cielo para usarla en realidad virtual fuera de Bolivia, en Francia o en Estados Unidos. Por un lado está el turismo new age que va a estos lugares, Iquitos, en Perú, es clave, en busca de esas experiencias de ‘sanación’, el cual es un turismo extractivista

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