Ciudad de México. Con la sucesión ya abierta desde Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador delineó su papel en el relevo: “no voy a actuar como lo hacían antes, de que este es el favorito o el tapado.
No, porque lo que estimo más importante en mi vida siempre ha sido mi honestidad, y si me inclino en favor de alguien pierdo autoridad moral, y quien no cuenta con esta última tampoco tiene autoridad política, y entonces le pierden el respeto.
En otra larga conferencia, el mandatario opinó incluso sobre los procesos y designaciones de sus adversarios, instándolos a deponer sus actitudes que demeritan al pueblo, para tener mayor eficacia, pero si el estratega es Claudio X. González, ¡imagínense!
Sugerente con la oposición, planteó que su política ya no se base en el dinero y mejor internalicen el acercamiento y valoración del protagonismo del pueblo en el futuro de la política. Sus alusiones a la secuela poselectoral lo llevaron a cuestionar el significado de la frase hay tiro
, que le pareció incomprensible en principio. ¿Qué es eso de hay tiro? –se preguntó–; “ya me aclararon que es como en la secundaria: ‘a la salida nos vemos’”.
Todo ello para preguntar: ¿que si hay tiro? Pues claro que sí, sí. En política no se puede decir que nada es irreversible, y en la democracia, menos, porque es el pueblo el que manda, y nada en política, habiendo democracia, es eterno; no, pero hay que convencer, argumentar y hacer propuestas. A ver, díganme si se acuerdan de una propuesta que hayan hecho los del bloque conservador en cuatro años, una
.
Por tercer día consecutivo, abordó la vertiente electoral, en esta ocasión para aconsejar a sus adversarios que cambien de actitud, porque su estrategia no les ha dado resultados hasta ahora, si se habla en términos de pragmatismo, que no me gusta mucho, porque la política es eficacia, pero sobre todo tiene que ver con los principios
.
Para sus adversarios, continuó, todo en su gobierno está mal, aunque sin propuestas ni reconocimiento al protagonismo central del pueblo no funciona. Todo lo tienen que tomar en cuenta, porque se les agota el tiempo. Quién va a ser el candidato, cómo lo van a elegir y cuál será su programa.
Todo ello sobre la base de asumir que vale lo mismo el voto de una indígena de las sierras Tarahumara o Lacandona que el del más acaudalado de los empresarios, el intelectual más connotado o el periodista de mayor renombre.
En este contexto, López Obrador ratificó una vez más que en Morena el método debe ser la encuesta, que está científicamente probada, a partir de diseñar un amplio cuestoionario. Confirmó que este martes recibió al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, a quien felicitó por el buen desempeño del partido en las elecciones del domingo.