Madrid. La crisis diplomática entre Argelia y España sube de tensión. El país del norte de África, uno de los principales abastecedores de gas y otros insumos básicos del país ibérico, anunció la “congelación” de cualquier tipo de comercio bilateral, que se hará efectiva a través de una orden girada a la Asociación de Bancos y Entidades Financieras (Abef) para que se paralice cualquier tipo de transacción que afecte a ambos países. Este medida se suma a la ruptura, en la víspera, del Tratado bilateral de Amistad, con lo que la situación está al borde de la ruptura diplomática que no ha podido ni siquiera evitar las instituciones más importantes de la Unión Europea (UE), que hicieron un llamado al gobierno argelino para que recupere el diálogo con España.
El gobierno español, a través de su presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, protagonizó hace algo menos de un mes un giro radical en su postura oficial con respecto al conflicto histórico del Sáhara Occidental, en el que hasta ahora España se había mantenido alineado a las recomendaciones de la ONU a favor de respetar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.
Así fue durante 40 años, pero de forma unilateral y sin ni siquiera consensuarlo con el resto de partidos políticos, incluidos sus socios de gobierno de Unidas Podemos (UP), el presidente Sánchez le informó por carta al Rey Mohamed VI de Marruecos que España apoyará la vía de solución que propone el país alaui y que consiste en convertir al Sáhara en una autonomía vinculada al Estado marroquí.
Argelia, el otro país en disputa por el territorio, asumió ese viraje como una afrenta diplomática y reaccionó de inmediato, sobre todo a raíz de la intervención en el Parlamento español del pasado miércoles del presidente Sánchez, en la que insistió en que esa era la vía que defenderá España en los foros internacionales.
La respuesta de Argelia fue suspender el tratado, congelar el comercio y reivindicar, a través de su presidente, Abdelmadjid Tebboune, el derecho de “autodeterminación del pueblo del Sáhara”.
Esa reivindicación la hizo en una rueda de prensa conjunta con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien también apeló al derecho internacional y al respeto a la propia historia de los pueblos para que no se vulnerara precisamente lo que ha defendido la ONU durante las últimas décadas con respecto al conflicto del Sáhara.
El presidente de Argelia había recibido varios mensajes en las últimas horas de las autoridades de la UE, que calificaron de “extremadamente preocupante” la situación diplomática entre ambos países e hicieron un llamado a recuperar el diálogo, pero el gobierno argelino no se dio por aludido. Maduro también elogió y traslado al mandatario argelino “la admiración del pueblo venezolano por la firmeza en la defensa de los derechos del pueblo saharaui”.