Tras la reunión que mantuvieron este miércoles en Estambul los cancilleres ruso, Serguei Lavrov, y turco, Mevlut Cavusoglu, quedó claro que no se ha cancelado la hoja de ruta para desbloquear la salida de cereales ucranios desde Odesa en el mar Negro, pero Rusia y Ucrania, el tercer implicado, tienen visiones diferentes sobre la cuestión clave –quitar las minas flotantes en los accesos al puerto– que impiden poner en marcha el plan elaborado por Turquía, en coordinación con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Para Lavrov –así lo precisó en la conferencia de prensa al término de las conversaciones con su colega turco– el principal obstáculo para desbloquear las exportaciones de cereales ucranias es “la rotunda negativa de Kiev a desminar sus puertos”, por cuanto Rusia “está dispuesta a formalizar de una forma u de otra” la garantía de que no va a utilizar con fines militares las eventuales rutas seguras que es necesario abrir en mar Negro.
El canciller ruso recordó que el presidente Vladimir Putin "ya dijo públicamente que nosotros garantizamos la seguridad de esas rutas y también garantizamos que, en caso de que Ucrania acceda a desminar los puertos y dejar salir a los barcos, no aprovecharemos esta situación en el marco de la operación militar especial que está en marcha".
No es suficiente para Ucrania, que exige “garantías efectivas de seguridad” para restablecer la navegación desde sus puertos. “Tomando en cuenta el reciente ataque a un almacén de cereales en la región de Nikolayev, no podemos excluir que Rusia tenga planes de usar ese corredor seguro para atacar Odesa y el sur de Ucrania”, subraya en un comunicado su ministerio de Relaciones Exteriores.
Tras rechazar de forma implícita el compromiso que ofreció Lavrov, Ucrania agrega: “No puede haber otra garantía que suministrar a Ucrania el respectivo armamento para proteger la costa de las amenazas provenientes del mar e involucrar a buques de guerra de terceros países para patrullar esa zona del mar Negro”.
Por esta razón no se pudo fijar este miércoles la fecha de la reunión en Estambul de Rusia y Ucrania, con la mediación de Turquía y la ONU. Lavrov dejó en manos de Cavusoglu convencer a Ucrania de que acepte el ofrecimiento ruso al decir que Moscú “aprecia mucho los esfuerzos de Ankara por encontrar una solución que permita sacar de los puertos extranjeros los granos ucranios”.
Al mismo tiempo, el jefe de la diplomacia rusa se mostró escéptico sobre esa reunión, promovida por Turquía y la ONU: “Es muy loable el interés de la ONU de participar de alguna manera, de hacerse notar, pero –dicho con toda sinceridad– salvo una suerte de simbolismo nada aportaría”.
Rusia cree que la solución es que Ucrania acepte desminar los accesos a sus puertos. “Cuando Ucrania cambie de opinión, no habrá problemas de nuestra parte, y veremos cómo los acuerdos preliminares alcanzados ayer y hoy (miércoles) se traducen en hechos”, agregó en la rueda de prensa.
Lavrov, en entrevista posterior para la televisión pública rusa, afirmó que “Occidente (es decir, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN) trata de convertir en un factor de irritación permanente el problema de las exportaciones de cereales ucranios, y cuanto antes lo resolvamos probablemente será mejor para todos”.
Según él, el bloqueo de los puertos ucranios “nada tiene que ver con la crisis alimentaria”, ya que la proporción de trigo que produce Ucrania es “mínima”. La ONU vaticina con preocupación que la escasez de cereales puede desembocar en una grave crisis alimentaria porque Rusia, bajo sanciones económicas, y Ucrania, con puertos bloqueados, concentran 30 por ciento de la producción mundial de trigo.
La Organización de las Naciones Unidas dirigen intensas negociaciones con Rusia para desbloquear los puertos ucranios del Mar Negro y liberar decenas de millones de toneladas de grano para evitar una crisis de seguridad alimentaria global. Vía Graphic News