El vencedor del imperio inca, Francisco Pizarro, aprendió muy bien la lección de Hernán Cortés: capturar al líder y convencer a los antagonistas que estás con ellos, sostiene el escritor peruano Rafael Dumett, autor de la novela El espía del Inca.
En entrevista con La Jornada, el narrador refiere que México y Perú tienen un pasado compartido. Ambos conquistadores, emparentados según algunas versiones, tuvieron una reunión en la que Cortés “le pasó a Pizarro las dos claves para poder conquistar. Básicamente llegó a dos conclusiones: donde estés trata de identificar quién es la cabeza y capturarla, el resto se va a deshacer porque son sociedades verticales.
Número dos, por donde pases, diles que vienes a estar con ellos, a uno y a su enemigo, de manera que todos sientan que tú has venido a defender sus intereses y te ayuden. Pizarro aprendió la lección muy bien
, relata Dumett (Lima, 1963).
En torno a los paralelismos entre la discusión pública de la conquista española en ambas naciones, adelanta que a nosotros nos va a tocar en 2032 algo de este problema, porque fue un problema
.
El autor reflexiona que había mucha lógica en el deseo del presidente Andrés Manuel López Obrador por hacer algo con relación a la efeméride. “Todas las reacciones, los comportamientos son sintomáticos de cómo están las cosas ahora.
Me sorprendió mucho la reacción española, un poquito histérica. Se sintieron muy ofendidos y, por otra parte, mucha gente que también se molestó con el mandatario; posiblemente hubo capitalización política. Es muy interesante el hecho de que conmemorar, celebrar, recordar y evocar este hecho suscita cosas 500 años después.
El espía del Inca, publicado por Alfaguara, es un gran quipu (sistema que, se ha sugerido, es una forma de escritura) en el que se abordan los días de la reclusión del gobernante inca Atahualpa y la caída de su imperio bajo las fuerzas españolas de Pizarro; trata de “cómo el gran intento de rescatar al Inca fracasó. La idea de imaginar ese proyecto no parte de la nada, ha sido mencionado en algunas de la crónicas, específicamente en Suma y narración de los incas, de Juan de Betanzos”, explica el también dramaturgo.
Menciona que su familia proviene de la sierra de Perú y que al escribir esta historia durante unos 11 años, “al séptimo me di cuenta de que lo que quería era entrar en contacto con mi padre, que es de Ayacucho, que significa ‘El rincón de los muertos’ en quechua. Él llegó a Lima cuando tenía 17 años. Era mi intento de poder recuperar esa parte de mí. Él es una persona que habla quechua, ama mucho su cultura, su música y sus costumbres”.
Dumett describe como desconcertante esa etapa histórica: Estamos tratando todavía de comprender la lógica del Inca Atahualpa para presentarse en la plaza de Cajamarca con 3 mil personas desarmadas y para ofrecer dádivas a los españoles. Después de 11 años de haber leído todo lo que era posible encontrar, todavía no termino de entender ese razonamiento
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Destaca que en las crónicas se describe a Atahualpa como “una persona inteligentísima, incluso varias fuentes señalan que aprendió ajedrez viendo jugar a los españoles y le ganó algunas partidas al conquistador Hernando de Soto; también mencionan que tenía una enorme curiosidad y estaba tratando de averiguar cosas de los españoles. Estas dos características son muy fuertes en todas las descripciones.
Respeto a los hechos
“Sobre la base de los fragmentos que subsisten, traté no solamente de conocer al Inca, sino a todo incario. Sociología, quipus, agricultura, la manera en que realizaban prestaciones laborales, religión… Este prurito de exactitud, de respeto a los eventos históricos, no es simplemente porque me dio la gana, sino porque de no hacerlo hubiera traicionado lo que ocurrió.”
Agrega que por ese trabajo riguroso en pos de la verosimilitud, la novela “ha sido convincente, respetuosa y ha logrado seducir al público peruano. De este prurito de verdad histórica y de investigar sobre cada grupo étnico sometido, lectores de todo el país que leen la parte que corresponde a su zona dicen: ‘este señor hizo su tarea, me ha respetado lo suficiente como para poder enterarse de los personajes, los hechos, la idiosincrasia, las costumbres de mi pueblo’”.
Cuenta que en su país existe ahora “la necesidad de un pueblo por tratar de entender un momento específico de su historia, que, por alguna razón, no ha sido capaz de hacerlo. Si esta novela se hubiera publicado hace 15 o 20 años en Perú no sé si hubiera tenido la misma recepción. A comienzos del siglo XXI hubo clases económicas emergentes fuera de Lima que comenzaron a tener poder adquisitivo y a preguntarse: ‘¿quién soy?, ¿de dónde vengo?’ Ha sido simultáneo en diferentes partes de Perú.
“El libro de alguna manera es una respuesta que ha caído perfecta cuando la curiosidad y las personas estaban listas para recibir un texto como éste, que ha sido best seller en Perú en 2018, 2019 y 2020. No es obvio porque son mil páginas, y estamos hablando de un país que no tiene una tradición de leer libros muy largos. Esto no tiene precedente.”