Ciudad de México. El doctor Aureliano Ortega es uno de los filósofos que se han reunido con autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para discutir la reforma del Marco Curricular Común del Bachillerato. Tiene una palabra para definir la actitud de las autoridades en las discusiones: frivolidad.
Ortega participó en una mesa organizada por el Observatorio Filosófico Mexicano (www.ofmx.org), que fue nombrada con una pregunta: “¿Realmente están presentes las humanidades en la actual Reforma del Marco Curricular Común del bachillerato?”
La respuesta del filósofo, quien coordina la cátedra José Revueltas en la Universidad de Guanajuato, fue sencilla: “Hay un terrible déficit de estructuración de los conocimientos humanísticos en general, y filosóficos en particular. Entonces, la respuesta es no las hay, o no las hay en la manera como las hemos conocido”.
Ortega participó en el foro organizado por el Observatorio, una asociación civil que se constituyó en 2008, en el marco de la defensa de la enseñanza de la filosofía en la educación media superior, materia que el gobierno de Felipe Calderón pretendía desaparecer de los programas escolares.
La propuesta del gobierno actual ha revivido la misma preocupación de aquel año, y el Observatorio ha retomado aquella lucha, pues sostiene que “la ‘Nueva escuela mexicana’ (modelo que arrancó con el secretario Esteban Moctezuma) retoma lo que un gobierno neoliberal no logró: borrar del Marco curricular común las materias filosóficas”.
Ortega se refirió al documento de la Nueva escuela mexicana, en el que “se van a encontrar mucho de nuevo, algo de escuela y nada de mexicano… Todo el documento gira en torno a un montón de buenas intenciones”, pues carece de coordenadas. “La nueva escuela mexicana tendrá que partir de la experiencia mexicana y no de una experiencia en abstracto”.
Los filósofos se han reunido con el subsecretario de Educación Media Superior, Juan Pablo Arroyo, a quien presentaron sus objeciones a una propuesta con “muchos problemas, indefiniciones y carencias”, así como la petición de “mantener las disciplinas filosóficas” en los programas, según explicó en estas páginas Gabriel Vargas Lozano.
En las discusiones, explicó Ortega, las autoridades “insisten en que sí están (las humanidades), yo no las encuentro por ningún lado. Encuentro una serie de ejercicios, prácticas y abordajes novedosos, pero no una disciplina, una estructura a partir de la cual un joven de entre 15 y 18 años va a reconocer si está frente a un problema lógico, un problema ético”.
“Pareciera que las humanidades, y la filosofía en particular, las estuvieran viendo solamente como una habilidad, como una actitud. Lo cual es preocupante porque hace falta toda la estructura, todo el edificio. Con lo que nos propone (la SEP) es como si te quisieras asomar solamente a la ventana, pero falta toda la estructura”, sostuvo en su turno la doctora Mónica Ramírez.
José Alfredo Torres sugirió indagar las similitudes -que él observa- entre la propuesta actual con el modelo de “competencias educativas” del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Ortega aseguró que la propuesta de la SEP sí es “un proyecto radical, (que) pretende calar a fondo en el sistema educativo nacional”, pero “se queda muy corto” en su declarado objetivo de formar “ciudadanos críticos y reflexivos”.