Una vez que concluya su mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador desaparecerá de la escena pública. “Cancelo mi teléfono y desaparezco”, aseveró esta mañana en Palacio Nacional.
Interrogado sobre las regalías de su último libro, A mitad del camino –que él mismo ha estimado en 3 millones de pesos— y por qué no las reportó en su declaración anual del año pasado ante la Secretaría de la Función Pública, el mandatario aclaró que le corresponde hacerlo para el actual ejercicio fiscal y que esos recursos le servirán para su retiro, sumado a su pensión que calculó entre 25 mil y 30 mil pesos mensuales.
Este libro, editado por editorial Planeta “hasta diciembre pasado, quitando impuestos como de un millón 500 mil (pesos), me quedaban cerca de 3 millones…”
- Si lo recibió el año pasado, tenía que haberlo declarado, se le aclaró en la conferencia.
- Es que hay un plazo para los ingresos, pero sí lo tengo que dar a conocer, acotó el Presidente.
“Ya me estoy preparando porque me quedan, hoy precisamente, pues me quedan al día de hoy dos años cuatro meses (como Presidente). Y tengo la firme convicción de jubilarme, nada de retiro parcial y de aceptar invitaciones para ir a dar una conferencia o acompañar en un acto de carácter cultural, social, económico. ¡No! (Ni) la apertura de una campaña, una fiesta donde lleguen políticos, aunque ésta sea de mis hijos, nada, nada, nada. Y pedirles a todos, hasta donde se pueda, y cuidarme yo, que ya no aparezcan ni en fotos. Y cancelo mi teléfono y desaparezco”, afirmó esta mañana en su conferencia de prensa.
Planteó que las personas no deben tener apego al dinero ni al poder, pues cuando eso sucede “uno no domina la tentación del dinero y del poder, pienso yo, se pierde autenticidad”.
- ¿Participaría en su partido?, se le preguntó.
- Nada absolutamente. Ni visitas con propósitos políticos, diplomáticos, ningún cargo. Por eso me tengo que apurar a ver si se sigue vendiendo el libro para que me alcance. Allá en Palenque (donde tiene su rancho y ha dicho pasará sus días después de la Presidencia) afortunadamente las cosas no son muy caras. No tengo costumbres de gastos superfluos. No tengo un tren de vida que signifique tener muchos ingresos. Voy a tener para lo indispensable, que no falten los alimentos, la ropa, el que se pueda seguir apoyando en su estudio Jesús (su hijo menor), los demás hijos son mayores y ellos tienen que buscar.
El mandatario descartó donar las ganancias por su último libro, pues con eso, aseveró, irá preparando su retiro. Además que es su esposa, Beatriz Gutiérrez Müeller, “la que administra mis ingresos”.
Informó inclusive que recientemente le entregaron su credencial de adulto mayor y para evidenciar que, desde hace años, no maneja tarjetas de crédito ni cuentas de cheques ni otros elementos financieros mostró ante las cámaras sus bolsillos del pantalón totalmente vacíos.
“No he tenido cuenta de cheques en años, ni tarjeta de crédito, sólo cuando he estado de funcionario público. Pero respeto mucho a la gente, además tengo amigos entrañables que sí tienen recursos y los respeto porque lo han hecho con trabajo y de conformidad con la ley. Lo que me molesta mucho es la corrupción. Me indigna el que alguien llegue a un cargo, porque le da la confianza la gente, y desde que llega, es más desde antes de que llegue, ya está pensando en cómo va a robar para hacerse grande con la riqueza mal habida. Y eso, lo he dicho, no es una pandemia, la corrupción es la peste que más ha dañado a México”.
- ¿Lo donaría?, las regalías por su libro.
- Es para poder vivir hacia adelante, porque voy a tener una pensión del ISSSTE, que calculo que va a ser como de 25 o 30 mil pesos mensuales, porque cumplo con los años trabajados. Trabajé seis años como director del Instituto Nacional Indigenista, y aporté al ISSSTE; luego cinco (años) en el Instituto Nacional del Consumidor, fui director de organización social; y luego fui jefe de gobierno (de la Ciudad de México), también me hicieron el descuento y ahora (como Presidente) estoy también aportando.
“Entonces voy a tener derecho a una pensión cuando me retire y no tengo bienes materiales. Yo siempre he sostenido que no me importa el dinero, no vivo para eso, no me importa lo material, aunque también respeto mucho al que tiene, no todo el que tiene es malvado, hay gente que ha hecho su patrimonio con trabajo, de conformidad con la ley y merece respeto. Estoy en contra de la riqueza mal habida, en contra de la corrupción, y en contra, aunque respeto la opinión de cada quien, de los que endiosan el dinero, que piensan que la felicidad es el dinero, lo material, los títulos, la fama. La felicidad es estar bien con uno mismo, con nuestra conciencia y con el prójimo. Esa es la verdadera felicidad”.