Ciudad de México. Los restos de Arnoldo Martínez Verdugo reposan ya en la Rotonda de las Personas Ilustres. Lo hacen bajo un gigantesco monolito de cantera grabado con dos piezas especiales para el dirigente histórico de izquierda: la hoz y el martillo, símbolos del comunismo, acompañados por un elemento representativo de nuestra nación, una milpa.
El presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó esta mañana, en el Panteón Civil Dolores, la Ceremonia de inhumación y homenaje póstumo al último dirigente comunista de México, quien en fuera pieza fundamental en el comienzo de la transición democrática del país y la unificación de las fuerzas progresistas.
“Arnoldo está aquí (en el panteón dedicado a los personajes más ilustres del país) por derecho propio, como resultado de su obra, de su trabajo realizado durante casi ocho décadas. Está aquí por su esfuerzo incesante que trascendió fronteras familiares, nacionales e internacionales”, aseveró Martha Recasens Díaz de León, viuda del reformador del Partido Comunista Mexicano (PCM).
En la ceremonia solemne acompañaron al Presidente los secretarios de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval; y de la Marina, José Rafael Ojeda; la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y otros funcionarios federales. Entre las decenas de invitados estuvieron familiares, amigos y sus compañeros de lucha en el PCM y otros movimientos como el hoy gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, los hermanos Elvira y Luciano Concheiro y Pablo Gómez, por citar algunas de las decenas de invitados.
Nueve años después de su muerte, los restos mortales del pensador y dirigente social están ya en este espacio dedicado a lo mejor de nuestra nación. Junto a los de su aliado Valentín Campa, también comunista.
“En la vida y obra de Arnoldo, unidos a una profunda y creativa inteligencia, estuvieron siempre presentes el apego a los principios y la honradez. Hoy se quedan aquí, en lo que se considera el panteón más alto de la Patria, los restos mortales de Arnoldo Martínez Verdugo; a nosotros nos toca mantener vivo su espíritu y su pensamiento”, remarcó conmovida su compañera de vida.
El mandatario destacó dos virtudes del ex candidato presidencial de las fuerzas progresistas en 1982: haber sido uno de los precursores del movimiento democrático en México y su honradez.
La primera “es algo muy significativo, porque a él le toca encabezar el movimiento de la izquierda para participar en la vía electoral y democrática. Ese proceso no era tan sencillo de explicar y entender, porque en la izquierda, de acuerdo al marxismo y a las ciencias sociales, las transformaciones debían darse por la vía armada, no se concebía en el conocimiento, la doctrina clásica del marxismo, la transición o el lograr los cambios por la vía electoral, por la vía democrática, por la vía pacífica”, expuso López Obrador.
Martínez Verdugo, continuó el presidente, se empeñó en abrir ese camino pese a las resistencias. “Lo menos que se decía era que el que optaba por esta vía era un reformista, un pequeño burgués”.
Al paso del tiempo se ha demostrado que la vía electoral, democrática, pacífica es posible para lograr la transformación profundas estructural, radical y sin violencia.
El líder social se empeño en ello en un tiempo donde todo era distinto, al igual que lo hizo el ex presidente Chileno, Salvador Allende y otros dirigentes, apuntó el titular del Ejecutivo federal. “Ahora ya está acreditada esa vía, y esa es una contribución importante de Arnoldo”.
La segunda virtud resaltada por el mandatario, la honestidad, fue guía en la vida del hombre que junto a otros fundó el Partido Socialista Unificado de México.
Esto “tiene que ver con los valores morales de los antiguos comunistas. No olvidemos que el Partido Comunista se formó, se constituyó en nuestro país en 1919, es el partido más antiguo del país, de México, y de ahí surgieron dirigentes hombres, mujeres excepcionales, y con el distintivo, casi todos, de la honestidad”, remarcó el tabasqueño.
Certificó que Martínez Verdugo se condujo siempre bajo la honestidad y también, “me consta, vivió y murió como un hombre modesto, austero, sin lujos, sin bienes materiales, siempre poniendo por delante los ideales y los principios”.
Ante familiares, amigos, viejos aliados, camaradas de lucha y discípulos de Arnoldo Martínez Verdugo –quien siempre se esforzó por mantener al PCM independiente de la línea soviético-estalinista—, su viuda saludó la presencia de quienes a su lado compartieron la brega por una utopía que hoy día aún está por construirse.
“Su pensamiento dio pie a hechos trascendentales en la lucha democrática y en la vida política y social del país. Sus objetivos eran múltiples y estaban estrechamente entrelazados en torno a un objetivo primordial: la construcción de una sociedad sin explotación, con igualdad; una sociedad con justicia y con respeto a la dignidad humana”.
Enfatizó que a nueve años de la partida del unificador de las izquierdas del país, quienes compartieron con él o siguen su ejemplo y legado hoy tienen la posibilidad “de concretar una parte de esa utopía compartida, aunque día con día se nos revelan sus múltiples aristas y también las dificultades y los obstáculos que vencer para avanzar en esa dirección. Mucho tuvo que ver la labor de Arnoldo para que pudiéramos llegar a donde estamos. Sin titubeo puedo afirmar que él allanó el camino, su esfuerzo fue nutrido por la convicción inclaudicable de que era posible y necesario cambiar radicalmente la vida”.
En ese sentido recordó las palabras que en 1982 pronunciara el líder social: “Deseamos cambiar a México, sabemos que no basta con la voluntad y el conocimiento, así sean de muchos, para borrar la injusticia, la desigualdad, la antidemocracia. Requerimos organización, participación, concurso amplio y permanente de todos los trabajadores del país y de quienes se identifiquen con este propósito. Somos ambiciosos, queremos cambiar la vida. Queremos que cambie la relación de fuerzas en el país. Que los obreros, los campesinos, los colonos, los estudiantes, los profesionistas, los artistas y los intelectuales, las mujeres, los jóvenes y todas las personas que viven de su trabajo recuperen la iniciativa para llevar a cabo la insurrección cívica que nuestra nación requiere”.
El monumento erigido al líder comunista fue diseñado por el artista Damián Ortega, se trata de un gran monolito gris traído de Puebla en el que talló los símbolos del comunismo: la hoz y el martillo, a los que anexó las mazorcas como un simbolismo del nacional pero a la vez del distanciamiento que Martínez Verdugo tuvo del modelo estalinista-soviético. A un lado de la estructura se colocó su primera fotografía como líder del PCM.
“La escultura representa la fuerza de la tierra, la solidez del personaje, representa una gran roca de punto de referencia, un lugar de reflexión. Nos gustó la idea que fuera una piedra (cantera) popular, democrática, no preciosa, no privilegiada, sino de trabajo, volcánica. Y a diferencia del símbolo soviético, le pusimos unas mazorcas, porque Arnoldo fue muy enfático en tener una distancia del modelo soviético y buscar una identidad nacional dentro de la izquierda”, señaló el artista.