Madrid. El prestigioso arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, de 82 años, fue reconocido con el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales, uno de los galardones más prestigiosos del mundo y con el que se reconoce su prolija trayectoria como investigador de las civilizaciones del pasado. El jurado destacó algunos de los motivos que le llevaron a elegirlo: “Por su inteligencia científica, por su capacidad de divulgación y por su compromiso social, Eduardo Matos Moctezuma y su obra sirven de inspiración para las próximas generaciones de científicos sociales y de ciudadanos”.
El jurado de los Premios Princesa de Asturias estaba integrado por diversos investigadores y académicas de las ciencias sociales, como Javier Echeverría Ezponda, Juan Pablo Fusi Aizpurúa, Mauro Guillén Rodríguez, Óscar Loureda Lamas, Araceli Mangas Martín y Emilio Lamo de Espinosa, entre otros. En el acta anunciaron el premio “al arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma por su excepcional contribución al conocimiento de las sociedades y culturas prehispánicas”.
Además advirtieron que “con este fallo, el jurado quiere reconocer el extraordinario rigor intelectual del premiado para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito. Sus trabajos en Tula, Teotihuacán y, muy especialmente, en el Templo Mayor de Tenochtitlan constituyen, por la intensidad y la continuidad de la investigación de campo, páginas ejemplares del desarrollo científico de la arqueología y del diálogo fecundo con el pasado, entre culturas distintas y entre las ciencias sociales y humanas”.
Eduardo Matos Moctezuma nació en Ciudad de México el 11 de diciembre de 1940. Se graduó en Arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y obtuvo el título de maestro en Ciencias Antropológicas con especialidad en Arqueología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también se doctoró. Fue catedrático de la ENAH durante más de treinta años, donde impartió Arqueología General, Desarrollo de las Sociedades, Mesoamérica e Historia de la Arqueología, además de dirigir el Seminario Regional Mexica y el Laboratorio de Materiales e Historia de México. Fue director del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social del Museo Nacional de Antropología y del Museo del Templo Mayor.
Su prolija formación e investigaciones le convirtieron muy pronto en un erudito y promotor del mundo prehispánico mexicano, así como gran divulgador de este campo de conocimiento, donde desarrolló precisamente sus conocimientos en diversos sitios arqueológicos como Comalcalco, Tepeapulco, Bonampak, Teotihuacán, Cholula, Tula, Tlatelolco y Tenochtitlán, entre otros.
El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma con la escultura del Dios Viejo, en el Templo Mayor. Foto tomada del libro "Arqueología e historia del Centro de México: homenaje a Eduardo Matos Moctezuma", INAH, 2006
Entre sus proyectos más relevantes se encuentran la investigación integral de la Tula prehispánica, colonial y moderna, que dirigió en la década de los setenta; Teotihuacán, donde excavó la Pirámide del Sol y fundó el Museo de la Cultura Teotihuacana y el Centro de Estudios Teotihuacanos, y la ciudad de Tenochtitlán, su recinto sagrado y el Templo Mayor, cuyo descubrimiento y proyecto coordinó desde sus inicios en 1978.
Con más de quinientas publicaciones, entre artículos, reseñas, catálogos, guías y semblanzas, también ha escrito varios libros, entre los que destacan Muerte a filo de obsidiana (1975, con doce ediciones), Vida y muerte en el Templo Mayor (1986), Los aztecas (1989), La metrópoli de los dioses (1990), Teotihuacán (1994), Las piedras negadas (1998), La muerte entre los mexicas (2010), Grandes hallazgos de la arqueología. De la muerte a la inmortalidad (2013) o, el último, Tlatelolco. La última ciudad, la primera resistencia (2021).
Entre los reconocimientos internacionales y académicos destacan el Doctor honoris causa por la Universidad de Colorado y la UNAM, haber sido nombrado Caballero de la Orden Nacional al Mérito, de la Orden de las Palmas Académicas y Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de Francia.
También recibió la Medalla Henry B. Nicholson de la Universidad de Harvard (EE. UU., 2002), el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México (2007), la Orden Andrés Bello de Venezuela y la Medalla Museo de Antropología de Xalapa de la Universidad Veracruzana (México, 2021), entre otros reconocimientos. También es miembro honorario del Instituto Arqueológico Alemán y del Instituto Arqueológico de América, emérito de la Sociedad de Arte Funerario y miembro de El Colegio Nacional, las academias Mexicana de la Lengua, Mexicana de la Historia, Nacional de Historia y Geografía y de la Sociedad Mexicana para el Estudio de las Religiones, también forma parte de la Society of Antiquaries of London, de las sociedades Mexicana de Geografía y Estadística, de Antropólogos del Caribe y de Escritores de México. En 2017 la Universidad de Harvard creó una cátedra con su nombre.