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‘Don Chon’, orgulloso decano de boleros en el centro de San Cristóbal

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Asunción Morales Sánchez ‘Don Chon’, trabaja desde hace más de 50 años en el parque central de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Foto Elio Enriquez
15 de mayo de 2022 15:54

San Cristóbal de las Casas, Chis.-Con 53 años aseando calzado en el parque central de San Cristóbal de Las Casas, Asunción Morales Sánchez, el popular Chon, de 74 años de edad, es el decano de los boleros y un personaje de la ciudad.

Ejerce su oficio con orgullo: de asear calzado y de vender periódicos logró darles una profesión a sus hijos.

Como si ya fuera parte del paisaje, su puesto se ubica a un costado del kiosco del parque central, donde tiene también su puesto de periódicos que “ya no se venden como antes”.

A don Chon le gusta su trabajo. “Los zapatos quedan como espejo, rechinando de limpios, ja, ja. Me gusta lo que hago. Como saben que está bien hecho mi trabajo me busca la gente. El negro es el que más me gusta bolear. El café es bonito, pero hay que saberlo bolear”.

Como todos los que se dedican a su oficio, lo primero que ve cuando una persona se va acercando a su puesto son los zapatos y ya que está a unos metros, le pregunta: “¿Se va a bolear?”.

Relató que sus papás se mudaron de Huixtán a San Cristóbal de Las Casas cuando él tenía de nueve años de edad, y poco después comenzó a asear calzado. “Salía a las calles con mi cajita de madera y así me fue conociendo la gente”.

“Mis padres, Emiliano Morales y María Lucía Sánchez, ya no quisieron vivir en Huixtán, donde se dedicaban a hacer milpa, y se vinieron a San Cristóbal para vender imágenes religiosas. De eso vivían. Yo trabajaba en las calles. A mí se me ocurrió bolear para tener ingresos económicos, cuando tenía 12 años. Hasta segundo grado estudié. Estudiaba en las tardes y salía a las 10 de la noche. Por eso me salí y ya me dediqué a mi cajita de bolear”, contó.

Agregó: “Aprendí solo en la calle. Iba toda la calle Real de Guadalupe y me sacaban trincheras de zapatos de las casas. También me iba por la calle Guadalupe Victoria, en el barrio de La Merced. La boleada costaba entonces cinco centavos y ahora 20 pesos”.

Don Chon expresó que después de un año de bolear en las calles, conoció al difunto Celso, que boleaba en el parque y se su amigo, por lo que le dio permiso de que colocara su puesto fijo para asear calzado, ya que era el dirigente del sindicato, que hasta le fecha pertenece a la Central de Trabajadores de México (CTM).

“Cuando empecé en el parque, ya tenía yo clientes, pues me conocía mucha gente y me traían los zapatos para que se los boleara”, comentó al ser entrevistado en el puesto junto al kiosco, debajo de un árbol.

“Desde que llegué estoy en el mismo puesto, junto a este árbol que vi crecer. Cuando vine eran árboles más viejos, los tiraron y sembraron este. Estaba chiquito”.

Recordó que desde que llegó al puesto que ocupa, “han modificado el parque central tres veces; lo desbarataban y volvían a componerlo. Cuando empecé era bonito con bancas y piso de mosaico. Y más bonito era cuando hacían aquí en el parque la feria de la Primavera y de la Paz, con las ruedas. Ponían las cantinas en esa calle. Los cantantes de aquel lado, las rudas de la fortuna allá (señaló diferentes direcciones). Me tocaron como diez ediciones de la feria porque después la llevaron al parque de la feria, en el sur de la ciudad. Pero era más bonito aquí porque venían los turistas”. En esa época, subrayó, “no había tantas maldades como ahora. Cuando se hacían las famosas nacidas del niño Dios, las mujeres regresaban a su casa solitas a las tres o cuatro de la mañana y no había ninguna maldad, pero ahora ya no puede uno salir porque lo asaltan, violan o matan. No se ve que la autoridad cuide y donde quiera están las cantinas también”.

Ubicado a unos cien metros del palacio municipal, ahora convertido en el Museo de San Cristóbal (Musac), consideró que uno de los alcaldes que mejor ha trabajado es el ya difunto Jorge Mario Lescieur Talavera, porque “cuidaba más la ciudad, y también Carlos Rodríguez Morales”, igualmente finado.

Insistió en que gracias al aseo de calzado y la venta de periódicos sus hijos Magnolia Gregoria, María de Lourdes, Asunción Gilberto, Nicolás Emilio y Julio César cursaron sus estudios profesores y medicina. “Gracias a Dios que estaba bien la temporada y de aquí salieron los estudios de mis hijos”.

Su esposa María Liévano Bermúdez, murió hace 13 años y su madre hace siete, a los 103 años de edad.

Sentado en su silla de trabajo, añadió: “La gente venía a bolear los zapatos y a leer el periódico o a comprarlo. Aparte salía yo a vender periódicos. Tenía muchos clientes en el mercado José Castillo Tiélemans. Paquetes llevaba yo. El diario Hoy, de Doña Conchita (Concepción Villafuerte) y de Don Amado Avendaño era uno de los que más se vendían a la época de los 80. También el Avante (de Don Antonio Gutiérrez), así como el ¿Que Pasa?, de Don Hugo (Robles Guillén)”.

Continuó: “Cuando empezó el Hoy, el periódico de Doña Conchita, ella o el difunto Don Amado me daban 150 ejemplares, y gracias a ellos me superé más. Se vendía bien y con eso sacaba para mis gastos. Con eso me sostenía también. Sacaba la paga para que se fueran a la escuela mis hijos. Máximo 20 centavos les daba para que gastaran en la escuela y vendito Dios todo fue de provecho porque salieron con sus estudios”.

Recordó que cerraba su puesto y se iba a repartir el periódico porque ya tenía varios encargos. “Siento mucho la muerte de Doña Conchita porque ella y Don Amado me trataron muy bien; en paz descanse”.

Concluyó: “Soy Asunción Morales Sánchez, pero la gente me conoce como el popular Chon y aquí estoy para servirles”.

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