Xalapa, Ver. Los habitantes de Mazoco, una pequeña comunidad de Ciudad Isla, ubicada a 293 kilómetros de la capital del estado, están indignados por la agresión sexual y asesinato de una pareja de campesinos. El comité organizador de la Feria de la Piña ha cancelado los festejos de este año por el luto que viven, y las familias ya han advertido a la Fiscalía de Veracruz, que encabeza Verónica Hernández Giadáns, que quieren justicia pronto, o ellos mismos emprenderán acciones para localizar y castigar a los agresores.
Esperanza Muñoz y Sergio Reyes fueron asesinados el martes tres de mayo, en su parcela ubicada en el ejido El Ñape. Hasta ahora, todo parece indicar que se trató de una agresión sexual directa contra Esperanza, en donde el agresor mató a su esposo para violarla.
El ataque a esta joven pareja generó indignación entre los habitantes de la localidad y otros cinco pueblos vecinos quienes ya preparan marchas para exigir justicia a las autoridades. Los vecinos advierten que lo ocurrió a Esperanza y Sergio no es algo nuevo, y que hay víctimas de agresiones similares desde hace tres años.
Esperanza y Sergio
Esperanza Muñoz y Sergio Reyes se conocieron en los bailes del pueblo, pronto se hicieron novios, y después decidieron casarse. Ambos eran muy queridos en la comunidad donde se les conocía como personas trabajadoras, y amables con los vecinos.
Sergio solía emplearse en las mañanas en el corte de piña para la empacadora “La más dorada”, y por las tardes, se iba a trabajar su tierra. Ahora último, había sembrado dos hectáreas de maíz, pensaba que con la cosecha podría juntar un dinerito para darle mantenimiento a su casa.
Esperanza, originaria de Palmas de Oro, Oaxaca, era una joven dedicada al hogar por las mañanas, y por las tardes, apoyaba a su esposo en las labores del campo. “siempre andaban juntos, eran una pareja muy unida, y donde andaba uno andaba el otro”, recuerda la gente del pueblo.
Como todos los días, el martes tres de mayo, después del corte de piña, tomar sus alimentos y descansar un momento, Sergio y Esperanza montaron la motocicleta en la que solían desplazarse, y se fueron rumbo a la parcela de maíz que tenían en la localidad de El Ñape. Aquél día el plan de la pareja era hacer limpieza y fumigar el plantío.
Pero las alertas de que algo andaba mal se prendieron a las 00:00 horas, cuando el hijo de la pareja fue a tocar la ventana de sus abuelos paternos Natalia Pérez y Casimiro Reyes, que viven a un costado de su casa.
“Abuela, abuela, mis papás no han regresado de la parcela”, les dijo el joven de 15 años, quien también había advertido a la familia materna.
Búsqueda con machetes y lámparas
Equipados con lámparas y machetes, las dos familias emprendieron una búsqueda nocturna, que resultó infructuosa. A oscuras, en la parcela solo encontraron la moto estacionada, la bomba para fumigar, y el agua para preparar el herbicida.
“Cuando vimos la moto pensamos que se trataba de un secuestro…, así que tomamos la moto, nos regresamos a casa, y acordamos salir a buscarlos a las 05:00 de la mañana, y ahí fue cuando los encontramos”, relató
Por la forma en que encontraron los cuerpos, la familia concluye que los sorprendieron en cuanto llegaron: “el agua que llevaban para fumigar no estaba mezclada con el herbicida. Los machetes estaban colgados de la moto, así que llegando los tuvieron que haber sorprendido, su muerte debió ser en la tardecita, entre las 17:00 horas y las 18:00 horas”.
Los restos de la pareja fueron localizados en medio del maizal. Esperanza Muñoz estaba golpeada y desnuda, mientras Sergio tenía un disparo en la cabeza. Hasta ahora, todo parece indicar que se trató de una agresión sexual directa contra Esperanza, en donde el agresor asesinó al esposo para violarla.
“¡Queremos justicia, porque no es justo lo que le hicieron a mi hermano, él no se metía con nadie, era un hombre de trabajo, llegaba de cortar piña y se volvía a ir a trabajar al campo. Y no es posible que lo maten así, de una manera tan vil y cobarde. No es justo, exigimos justicia, y si no lo tenemos de parte del gobierno, de parte de las personas que se dedican a eso, entonces nosotros vamos a tomar acciones, si no atrapan a esa persona, vamos a tomar cartas en el asunto, y no nada más un pueblo, los pueblos de los alrededores están con nosotros”, dijo Alberta Reyes Pérez, hermana de Sergio.
Un Pueblo Indignado
El homicidio de Esperanza Muñoz y su esposo Sergio Reyes indignó a la comunidad de Mazoco. Y durante el velorio de las víctimas, se destaparon otros casos de agresión sexual contra mujeres de la localidad que suelen acompañar a sus esposos a las labores del campo.
Destacó el caso de una familia que hace dos años fueron al campo a levantar la cosecha en su parcela, a quienes se les apareció un hombre encapuchado y los amagó con una pistola. Después de amarrar al tío, la tía y un sobrino, violó a la sobrina que iba con ellos.
“Nosotros sin machete, porque somos sanos, no pudimos defendernos. Todavía le dijimos si quieres las motos llévatelas, pero él nos contestó: yo no ando por esas porquerías, ando por cosas más grandes”, contó una de las personas que presenció la agresión.
Como hace dos años la presencia de la delincuencia era muy fuerte en esa zona y había desconfianza en las autoridades, la familia no denunció, y la joven agredida se desplazó a una ciudad del norte del país, ante el temor de sufrir una nueva agresión.
También se conoció otro caso ocurrido en 2021, de una mujer y hijo que fueron a trabajar a su parcela en la localidad de El Ñape. Al joven lo amarraron, mientras el agresor abusó sexualmente de la madre.
La familia de Esperanza Muñoz y Sergio Reyes está convencida de que, a diferencia de las otras víctimas, a ellos los mataron porque se resistieron a la agresión.
Casimiro Reyes Reyes, padre de Sergio Reyes, dijo que entre la población hay temor de hablar, “pero tenemos que hablar porque sino hablamos esto va a seguir”.
Tras el homicidio de Esperanza Muñoz y Sergio Reyes, los habitantes de Mazoco reclaman justicia para las víctimas. Y ya organizan una marcha con habitantes de las localidades de Benito Juárez, Leyes de Reforma, Palmas de Oro y Garza Blanca para que más personas denuncien: “porque nada más sabemos de unas cuantas, pero hay muchas mujeres que acompañan a sus esposos a trabajar en el campo”.