Londres. Los conservadores británicos perdieron el viernes importantes concejos de distrito en Londres, en unos comicios locales con valor de test para Boris Johnson, que pese a verse debilitado por los escándalos podría sobrevivir si el principal partido opositor obtiene resultados mitigados.
El Partido Laborista, primera fuerza de la oposición, logró el control del altamente simbólico distrito de Westminster, sede del poder político británico, por primera vez desde su creación en 1964.
Y también arrebató al Partido Conservador otros bastiones londinenses claves como Barnet y Wandsworth.
"Wandsworth y Westminster eran concejos emblemáticos", tuiteó Gavin Barwell, exjefe de gabinete de la ex primera ministra Theresa May. "Perderlos debería ser una llamada de atención para el Partido Conservador", subrayó.
Pero los conservadores, en el poder desde hace 12 años, podrían estar simplemente pagando el desgaste de tres años de mandato de Johnson, en un contexto de descontento por la disparada de la inflación, que podría superar el 10% este año.
Los comicios se celebraron el jueves. Este viernes por la mañana solo se habían escrutado los votos en un tercio de concejos ingleses y varios de los perdidos por el Partido Conservador no fueron a manos de su principal rival sino del centrista Partido Liberal-Demócrata y el ecologista Partido Verde.
El resto deberían ir conociéndose durante el día, así como los resultados de estas elecciones locales, que en general movilizan poco a los electores, en Gales, Escocia e Irlanda del Norte.
En esta última de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido, se votó a los diputados del Parlamento regional autónomo, del que debe salir el próximo gobierno local, que podría ser escenario de un verdadero terremoto político.
Sus resultados finales no se esperan hasta el sábado pero los sondeos daban el primer lugar al partido republicano Sinn Fein --ex brazo político del IRA, que aboga por la reunificación de Irlanda-- por primera vez en los cien años desde la partición de la isla, en 1921.
Sin embargo, el acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes, establece un reparto del poder entre ambos campos. Y si Sinn Fein y los unionistas del DUP no se ponen de acuerdo, la formación de gobierno quedaría bloqueada.