Pekín. El martes se colocaron cercas y la policía restringía las salidas de una zona acordonada en Pekín, mientras las autoridades de la capital china redoblaban sus esfuerzos para impedir un gran brote de covid-19 como el que ha paralizado la ciudad de Shanghai.
La gente hacía fila para hacerse pruebas diagnósticas en gran parte de la ciudad, que amplió los cribados a 11 de los distritos de Pekín.
En las 24 horas previas se identificaron 22 casos nuevos, según dijeron las autoridades de salud de la capital en una conferencia de prensa vespertina. Eso eleva a 92 el total desde que se identificó el brote hace cinco días. Es una cifra diminuta en comparación con Shanghai, donde se han alcanzado los 500 mil casos y al menos 190 muertos. No se han reportado muertes del brote aún incipiente en Pekín.
El anuncio de la campaña de pruebas provocó compras de pánico el lunes en la ciudad de 21 millones de habitantes, aunque la situación parecía tranquila el martes. El transporte público mantenía en su mayor parte los horarios habituales y las calles se veían llenas de gente que iba a trabajar.
“No me preocupa que Beijing sufra desabastecimiento, de modo que no voy a acaparar”, dijo Zhang Yifan, que iba camino de hacerse una prueba en el distrito de Dongcheng. “Como la gente acapara a ciegas, podría causar un desperdicio de recursos. Si la gente mantiene demasiados suministros en casa, provocará desabastecimiento”.
Pekín ha aislado algunos edificios de apartamentos y complejos residenciales, y el lunes añadió una zona urbana más grande de unos 2 por 3 kilómetros (una milla por dos). Grupos de trabajo colocaron cercas azules de metal en torno a la zona el martes y la policía controlaba quién podía salir. Los vecinos se quedaron recluidos en sus recintos.
El temor a una cuarentena total se ha visto avivado por los problemas para conseguir comida, medicamentos y productos básicos en Shanghai, un centro de negocios en el sureste cuyos 25 millones de habitantes han empezado ahora a salir de sus casas tras tres semanas confinados.
La población en Shanghai ha recurrido a compras en grupo para conseguir entregas a domicilio de comida y otros artículos, y depende principalmente de comercios que operan a través de internet. Mientras tanto, las mercancías se acumulan en el puerto de Shanghai, lo que afecta a los suministros y a la producción fabril y lastra el crecimiento económico de China.
Zhong Xiaobing, director general de la cadena de supermercados Lianhua Supermarket en Shanghai, dijo que los cargamentos de mercancías de otras partes de China se han normalizado desde que el gobierno organizó camiones hace 10 días para llevar productos desde puntos de conexión importantes, aunque las importaciones siguen siendo más lentas debido a las restricciones portuarias y en otros transportes.
Otras ciudades han declarado cuarentenas en China ante una variante ómicron difícil de controlar. Baotou, en Mongolia Interior, fue la última en anunciar una.
Pekín hizo pruebas el lunes a casi 3.8 millones de personas en una ronda inicial de pruebas masivas en el distrito de Chaoyang. Todos los resultados eran negativos salvo uno en un grupo de cinco que se hicieron pruebas juntos, indicó un funcionario del distrito. Esas cinco personas se estaban haciendo pruebas para determinar cuál de ellas estaba infectado.
Chaoyang ha tenido el mayor número de casos en el brote de Pekín, pero las autoridades decidieron ampliar las pruebas a 10 distritos más el martes.