Santiago. El Senado de Chile dejará de existir y en su lugar se creará una cámara regional “paritaria y plurinacional”, según un artículo aprobado este miércoles por la Convención encargada de redactar un proyecto de nueva Constitución, que deberá someterse a referéndum.
El artículo 9 del proyecto de nueva Constitución implica la creación de una "Cámara de las Regiones", un "órgano deliberativo, paritario y plurinacional de representación regional encargado de concurrir a la formación de las leyes de acuerdo regional y de ejercer las demás facultades encomendadas por esta Constitución".
"Sus integrantes se denominarán representantes regionales", agrega el artículo, aprobado por la Convención con 104 votos a favor, 42 en contra y seis abstenciones.
La Cámara de las Regiones "reemplazará al actual senado. La propuesta se aprobó con 2/3 de los constituyentes. Las regiones tendrán un órgano de representación real. Queda mucho por hacer", tuiteó Marcos Barraza, constituyente del Partido Comunista.
La desaparición del Senado ha sido uno de los temas más polémicos dentro de la tramitación de la nueva Constitución y duramente cuestionada por los convencionales de derecha y las bancadas conservadoras en la Cámara Alta.
Sin embargo, la Convención rechazó el artículo donde se especifican las facultades que tendrá la Cámara de las Regiones. Fue devuelto a la Comisión de Sistema Político, que deberá reformularlo y enviarlo nuevamente al pleno para ser votado.
La Convención ya ha aprobado otros artículos, como uno que declara a Chile "un Estado social (...) plurinacional, intercultural y ecológico", y otro donde el Estado entrega "las condiciones para una interrupción voluntaria del embarazo".
Estos artículos son parte del proyecto de nueva Constitución que redacta la Convención, que busca reemplazar la actual Carta Fundamental heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Este proyecto debe ser entregado hasta el 5 de julio.
Después de ello, la nueva Carta Magna debe ser sometida a un plebiscito el 4 de septiembre en el que los chilenos decidirán si entra en vigor o no.
De ser rechazada, continuará la Constitución de Pinochet.