Ciudad de México. La contaminación de plástico ha llegado a todas las esferas del Ártico
; desde los fondos marinos hasta los ríos y las áreas remotas de hielo y nieve ahora están llenas de altas concentraciones
, y la situación empeora, aseguraron científicos.
Grandes cantidades de desechos plásticos y partículas microplásticas ahora son transportadas al Ártico por océanos, ríos y aire, según el equipo de investigación del Instituto Alfred Wegener (IAW), en Bremerhaven, Alemania, cuyo trabajo fue publicado en la revista Nature Reviews Earth & Environment.
La enorme cantidad de plástico que ingresa a los océanos y eventualmente termina en los lugares más remotos no sólo afecta de forma directa a los ecosistemas, sino también podría exacerbar la crisis climática en el Ártico, advirtieron los expertos. Esto se debe a que las partículas de ese material de color oscuro podrían absorber más calor que la nieve y el hielo, y cualquier microplástico suspendido en el aire podría causar condensación, lo que ocasionaría lluvia adicional, hielo derretido y nieve.
Agregaron que el Ártico se ha vuelto un importante depósito de plástico. A pesar de representar uno por ciento del volumen total de los océanos, recibe más de 10 por ciento de la descarga global de los ríos del mundo, que transportan ese material a los mares.
Hoy día, prácticamente todos los organismos marinos investigados, desde el plancton hasta los cachalotes, entran en contacto con desechos plásticos y microplásticos, y esto se aplica a todas las áreas de los océanos, desde las playas tropicales hasta las fosas más profundas.
Todavía se asume que el Ártico es un desierto en gran parte intacto
, señaló Melanie Bergmann, experta del IAW.
En revisión, hecha con colegas de Noruega, Canadá y Países Bajos, mostramos que esta percepción no refleja la realidad. Nuestros ecosistemas más septentrionales están particularmente afectados por el cambio climático, lo que se ve exacerbado por la contaminación plástica. Nuestro trabajo ha demostrado que la contaminación aumenta.
Panorama sombrío
Los expertos consideraron que sus hallazgos pintan un panorama sombrío
. Aunque el Ártico está escasamente poblado, muestra un nivel similar de contaminación plástica que las regiones muy pobladas.
Además de los ríos que desembocan en ese océano, la contaminación también proviene de las corrientes del Atlántico y el Mar del Norte, además del Pacífico Norte sobre el estrecho de Bering. Pequeñas partículas microplásticas también son transportadas hacia el norte por el viento.
Los plásticos son capturados y arremolinados alrededor de la parte superior del globo. Cuando el agua de mar frente a la costa de Siberia se congela en otoño, los microplásticos suspendidos quedan atrapados en el hielo. La corriente transpolar de deriva lleva los témpanos de hielo al estrecho de Fram entre Groenlandia y Svalbard, donde se derrite en el verano, liberando su carga.
Los científicos explicaron que algunas de las mayores fuentes locales de contaminación son los desperdicios municipales y las aguas residuales de las comunidades árticas y los desechos plásticos de los barcos, especialmente los pesqueros, cuyas redes y cuerdas representan un grave problema. Ya sea arrojados de manera intencional al océano o perdidos involuntariamente, representan gran parte de los desechos plásticos en el sector europeo del Ártico: en una playa de Svalbard, casi ciento por ciento de la masa de plástico lavada en tierra provino de la pesca, según el IAW.
“Desafortunadamente, hay muy pocos estudios sobre los efectos de los plásticos en los organismos marinos del Ártico, pero hay evidencia de que las consecuencias allí son similares a las de las regiones mejor estudiadas. También en esa región, muchos animales (osos polares, focas, renos y aves marinas) se enredan en plástico y mueren.
En el Ártico también es probable que los microplásticos ingeridos de manera involuntaria conduzcan a un crecimiento y reproducción reducidos, a estrés fisiológico e inflamaciones en los tejidos de los animales marinos, e incluso corren en la sangre de los humanos
, concluyó Bergmann.