Los Estados miembros de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) siguen discutiendo la cantidad de petróleo que liberarán para enfriar los precios, dijeron tres fuentes a Reuters, que añadieron que se espera un anuncio en los próximos días.
La AIE, que agrupa a 31 países, en su mayoría industrializados pero no a Rusia, dijo el viernes que había acordado una liberación coordinada de petróleo.
No especificó los volúmenes, un día después de que la Casa Blanca informara que liberaría 180 millones de barriles de su reserva, la mayor medida de este tipo en la historia.
El silencio sobre la cantidad de petróleo almacenado que será liberado se suma a la confusión en un mercado que ya está sacudido por las sanciones y la aversión de los compradores al crudo ruso tras la invasión de Ucrania.
Para aumentar la incertidumbre, una fuente gubernamental de un país miembro de la AIE dijo que las contribuciones de petróleo de los estados miembros se considerarían una parte de los 180 millones de barriles anunciados por Estados Unidos.
Otra fuente, que informó que la AIE está contactando a cada país para discutir la medida, comentó que la cuestión de si sus liberaciones serían una parte o una adición a los 180 millones de barriles seguía sin estar clara.
La AIE no respondió inmediatamente a una petición de Reuters para que hiciera comentarios.
El presidente Joe Biden dijo el jueves que los aliados y socios de Estados Unidos podrían liberar entre 30 y 50 millones de barriles más.
Por otra parte, el Wall Street Journal informó que Estados Unidos quiere importar más petróleo canadiense en medio de las fluctuaciones del suministro global, pero la construcción de oleoductos adicionales sigue prohibida.
Según el informe, la Casa Blanca está explorando importaciones adicionales de Canadá, que podrían entregarse a través del transporte ferroviario o aprovechando las reservas de los oleoductos existentes.
Sin embargo, estas opciones parecen ofrecer un alivio limitado, ya que los costos del transporte ferroviario también aumentan y los oleoductos existentes ya se acercan a su capacidad.
A pesar de los desafíos logísticos, la administración de Biden sigue oponiéndose a nuevos oleoductos, incluida la reactivación de la extensión del Keystone XL.